lunes, 28 de diciembre de 2009

The Sound of Music

Hace diez años me hice un amigo en el trabajo que era un fanático de la música, como yo, y empezamos a intercambiar CDs, a tostarnos recíprocamente nuestras respectivas colecciones y, una vez que no quedaba nada más que tostar, a abducir colecciones ajenas de amigos y conocidos. El resultado: en mi caso, una pared del salón llena de CDs de arriba a abajo, y en el suyo, creo que llegó a colocar estanterías para discos por todo el pasillo. Yo personalmente ya no reescucho prácticamente ninguno; él no sé porque llevo años sin verle.

En aquellos años de finales de los 90 ya se veía el potencial de la red, y a mí me daba por pensar: ¿qué pasaría si existiese un inmenso juke-box on line, en Internet, con toda la música que puedas querer escuchar en cada momento, y que ya no hiciese falta nunca más el soporte físico, ni acumular trastos?

Pues parece que por ahí van los tiros. Después de todo no soy tan mal profeta y me pueden dar el carnet de gurú. Actualmente, existen ya servicios que te permiten disfrutar de la música on line, es decir, reproducirla en tu PC o en el iPhone, sin "poseerla" físicamente, a través de streaming (se va descargando a medida que la escuchas, como los vídeos de Youtube). Yo estoy utilizando Spotify, en su versión gratuita, y estoy encantado.

Es todo legal - Spotify ha cerrado acuerdos con las distintas discográficas-, y tiene es un modelo de negocio freemium  (sí, otro palabro 2.0), que quiere decir que combina opciones de consumo gratuitas con otras de pago, es decir, que además de lo que le da al usuario tacaño (me incluyo), ofrece más prestaciones. En el caso de Spotify, el pagar te exime de escuchar publicidad entre canción y canción, y además de permite escuchar piezas sin tener que estar conectado a Internet, entre otras prebendas.

Por lo que a mí respecta, voy a convertir mi arsenal de CDs en una colorista colección de posavasos.




miércoles, 23 de diciembre de 2009

Nostradamus 2.0

Un informe que me ha llegado hoy y que son predicciones de los principales gurús españoles del mundillo de Internet sobre cómo evolucionará el tema de las redes sociales el 2010, me indica que tampoco voy tan desencaminado en mis actuales competencias de community manager, o como Dios quiera que se llame el que se encarga de posicionar una organización en los medios sociales.

En fin, que tras el caos aparente y el desconcierto general, parece que las predicciones de lo chamanes 2.0 dan algo de sentido a lo que estamos haciendo y a los planes que tenemos para el 2010.

Así, resumiendo las principales tendencias, o por lo menos las que a mí me interesan, se sacan las siguientes conclusiones:

- No vale con abrir espacios en redes sociales sin más, hay que crear contenidos de valor para el internauta, el ciberactor (Pisani) o prosumer, como se denomina últimamente al tío enganchado a Internet. Hay además que generar conversaciones entre la organización y los fans, followers o los allegados que tengas según qué red. En esto vamos un poco retrasados en nuestros espacios sociales, pero poco a poco vamos generando contenidos de interés y la gente responde.

- La métrica de las redes sociales va a ser el tema estrella durante el próximo año. Efectivamente, no podemos vanagloriarnos de algo que no sabemos medir. En este sentido, ya estamos empezando a desarrollar indicadores (muy torpes y primitivos, todo sea dicho), para medir el impacto de nuestros esfuerzos en Facebook, Twitter y demás.

- Anuncian los sabios, o por lo menos algunos, que Twitter en España va ha dejar de ser una herramienta minoritaria para los gafapasta enamorados de la última majadería de Blackberry, iPhone y demás juguetitos, y que se va  a convertir en un  verdadero medio de comunicación entre todo tipo de personas (entiendo que algo como lo que ha pasado este año con Facebook). Ahí también estamos bien posicionados con mil y pico seguidores haciendo uso de nuestro Twitter, y lo usamos hasta para retransmitir nuestras conferencias y recabar preguntas de públicos no ubicados geográficamente en la sala.

- El desarrollo de aplicaciones (tipo Farmville en Facebook) vía APIs, es decir, los lenguajes de programación abiertos que tienen las distintas redes, va a ser otro factor que las empresas y organizaciones vamos a utilizar intensivamente. Es verdad, nosotros tenemos la meta de hacer participar y de interaccionar con los innumerables seguidores que tenemos en nuestras páginas corporativas. De nada sirve acumular fans en Facebook que estén ahí de cuerpo presente. Ya lo hemos considerado, lo de las APIs,  aunque sale caro el que te desarrollen programillas específicos. Espero que en 2010 saquemos algo al respecto.

- El tema de la identidad digital o que cada vez tengas que meter menos contraseñas en distintos sitios y que puedas interactuar más fluidamente entre unos medios o redes y otros. Los expertos dicen que este tema tenderá a homogeneizarse y nosotros también tenemos un proyecto para poder gestionar y comunicarnos con todos nuestros grupos de interés en redes públicas y privadas, como si perteneciesen a una red propia, pero sin estar en ella.

- Por supuesto, 2010 será el año de las metodologías, los procedimientos y los protocolos de la actuación de las empresas en medios sociales. Hasta ahora estamos trabajando sin normas ni estilo, pero cada empresa tendrá que tener su propio código de conducta en la Web 2.0. También estamos en ello junto con gente de Medios de Telefónica.

- Por último, las empresas, dicen los profetas, deberán hablarle a la gente, no limitarse a mandar mensajes que se puedan considerar spam, que aburran y que puedan ser rechazados. Los mercados son conversaciones, como decía The Cluetrain Manifesto, y tenemos que aprender a hablar con nuestros interlocutores en las redes. Es quizá la tarea más difícil, el despojarte del logo y charlar sobre los temas que le importan a la gente, y a la que las organizaciones quizá más tememos. Tenemos que ofrecer caras en los perfiles y avatares, y ofrecerle a nuestro público personas reales con las que comunicarse.

La verdad es que para llevar en esto menos de seis meses tampoco se nos ha dado tan mal...

martes, 22 de diciembre de 2009

SIE09

Ayer se presentó en Madrid el informe "La sociedad de la información en España 2009" de Telefónica. Todo el que esté interesado lo tiene completo aquí.

viernes, 18 de diciembre de 2009

El dios abandona a Antonio

En su columna del diario Expansión de ayer jueves, Enrique Dans habla sobre ese tema tan de moda que es la pérdida de negocio de la industria discográfica. y la cruzada de los defensores de los derechos de autor contra el denominado pirateo a través de Internet. A su modo de ver, punto de vista con el que coincido plenamente, los cambios tecnológicos han puesto fin al modelo tradicional de negocio de la industria musical -basado en la venta de canciones en soporte físico (vinilo, CD)-, y urge encontrar distintas fuentes de ingresos acordes con los medios actuales, que rentabilicen el trabajo de los artistas.

Sin embargo, lejos de estudiar vías alternativas de adaptación al nuevo entorno, las productoras discográficas y el lobby que constituye la SGAE, presionan al Gobierno para que persiga a los internautas, algo que además de injusto, es técnicamente, dado el tamaño de Internet, bastante complejo, si no imposible.

Todo proceso de reconversión industrial es doloroso y traumático para los que lo viven en primera persona; no hay más que recordar ejemplos relativamente recientes de España como la minería y la siderurgía en determinadas regiones. A pesar de ello, en momentos en que una actividad no resulta rentable hay que cerrarla y apostar por otras con mejores perspectivas de mercado. La actitud de las discográficas recuerda a aquella de países que elevan tarifas arancelarias para gravar importaciones más competitivas de otras regiones del mundo, en lugar de fomentar aumentos de la productividad en la industria doméstica.

Para la gente como yo, que toda la vida hemos estados en lo que ahora se llama "larga cola" del mercado, es decir, que hemos seguido a artistas minoritarios ajenos a los canales mainstream, Internet, el P2P y otras variantes ha supuesto una verdadera bendición, tanto para poder conocer alternativas en las que el mercado discográfico ni se fija, como para acceder a cualquier tipo de música de cualquier lugar del mundo.

Por cierto, el título de la entrada es el de un poema de Kavafis en el que relata la última y dolorosa partida de Marco Antonio de Alejandría. Son versos que bien podría considerar la industria discográfica:

"Cuando de pronto se oiga, a medianoche
a un invisible tíaso pasar
con músicas fantásticas, con voces
tu suerte que declina, tus hazañas
que no fueron cumplidas, tus proyectos
que fueron todo errores, no los llores para nada.

 Como dispuesto de hace tiempo ya, valiente,
dile por fin adiós a Alejandría que se marcha,
y sobre todo no te engañes y no vayas
a decir que fue un sueño, que se confundió tu oído."



martes, 15 de diciembre de 2009

Hace falta que todo cambie para que nada haya cambiado

Una frase, la del título de la entrada, de la novela "El gatopardo" de Lampedusa, pronunciada por el Príncipe Fabrizio en referencia a la revolución garibaldina, que ilustra sobremanera el debate que tuvo lugar el día 1 de diciembre entre Clay Shirky, eminente gurú de Internet neoyorquino, y Andrés Pérez, experto de aquí en temas de marca personal.
Ambos fueron ponentes invitados en una edición de "Los debates abiertos de Fundación Telefónica" que en dicha ocasión giraba en torno al tema "La empresa reinventada", es decir, sobre los cambios que las tecnologías de red y en la comunicación entre las personas están introduciendo en las estructuras organizativas de las organizaciones. Esto es el eje del último libro de Shirky, "Here comes everybody, the power of organizing without organizations", que analiza la descentralización de la producción de información en el escenario 2.0 y el nuevo papel del consumidor, que es a la vez productor y emisor de contenidos, y finalmente, como afecta todo esto a las estructuras organizativas tradicionales.

El caso es que después de la charla de Clay Shirky centrada en el cambio y en cómo nada va a ser ya igual que antes, le tocó el turno de exposición a Andrés Pérez, que a través de una divertidísima presentación, intentó demostrar que todo lo que ahora nos sorprende por novedoso lleva inventado varios siglos. Para ello, fue seleccionando conceptos y palabros de actualidad y los asociaba a símiles de la historia. Reproduzco aquí varios ejemplos de los muchos que planteó:

- Silicon Valley, un centro geográfico actual en el que se concentra la creatividad y el conocimiento; también existieron la Atenas del siglo V a. de C. o la Florencia del XVI.
- Equipara la dirección actual de empresas con el feudalismo: una casta hegemónica que se sucede a sí misma y que controla a una plebe aborregada.
- Los profesionales autónomos (freelance) para él son como los artesanos y comerciantes de la baja Edad Media, gentes emprededoras que escapan al control del señor feudal, y que se organizan en gremios, que Andrés Pérez asocia a las actuales redes sociales.
- El branding personal, la marca personal, no es otra cosa que una evolución de la heráldica, de los escudos nobiliarios, y los powerpoint y las "presentaciones zen" (el último grito entre oradores de pro) tienen su precedente en las vidirieras de las catedrales.
- Emprendedores siempre ha habido -Colón, Marco Polo-, y los coaches, consultores y demás fauna que siempre pulula por nuestras empresas, son los descendientes de los alquimistas, nigromantes y consejeros de los reyes.

En fin, prefiero remitir al blog de Andrés Pérez que contarlo yo, y a la conferencia en Fundación Telefónica que se puede ver en diferido desde aquí.

jueves, 3 de diciembre de 2009

People have the power


Esta gaviota de la uves dobles es el símbolo de la resistencia de los internautas ante lo que establece el anteproyecto de la Ley de Economía Sostenible en relación a Internet, en concreto, la posibilidad de bloquear webs que alojen o faciliten sin permiso vínculos a ficheros sujetos a derechos de autor, como películas, música o videojuegos. Después de una intensa mañana de intercambio de opiniones, quejas y chascarrillos en Twitter, se está fraguando una verdadera respuesta ciudadana frente a lo que el colectivo de habitantes de las redes considera un atentado contra la libertad de expresión y relación que subyacen en la propia filosofía de Internet.

El origen de la revuelta está en un manifiesto, firmado por eminentes blogueros y  variopintas personalidades del mundo de los unos y los ceros, que en pocas horas fue reproducido en innumerables blogs y medios digitales de ésta nuestra España. El documento en cuestión plantea como premisa que los derechos de autor no pueden eclipsar libertades ciudadanas tan elementales como la de expresión, y que la limitación del acceso a Internet o el cierre de servidores y webs no puede quedar en manos de una comisión designada por el Gobierno, ajena por completo al Poder Judicial.

Ante la viralidad que ha adquirido el citado escrito a través de las redes de esta España nuestra, la Ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde,  ha tenido a bien invitar a parte de los firmantes esta mañana al Ministerio para explicarles, aclararles más bien, los pormenores y la inocuidad de la iniciativa. Con lo que no contaba la buena señora era con el perfil friki-twitter de sus interlocutores, que se han dedicado, a lo largo de toda la reunión, a difundir vía dicha red de microblogging, las conversaciones que se han desarrollado en la sala, de forma que todos los twitteros hemos tenido acceso en tiempo real a las deliberaciones.

A medida que se veía que el encuentro derivaba en desencuentro, la red ha empezado a echar humo. Sirva como ejemplo que la página de Facebook creada para apoyar el Manifiesto, ha acumulado en una sola mañana  más de 45.000 fans, y el tag creado en Twitter, #manifiesto, no para de vomitar exabruptos y cuchufletas sobre el tema.

Finalmente, a última hora de la mañana se han convocado manifestaciones -esta vez presenciales- en distintas ciudades españolas para protestar contra el anteproyecto de ley a las 20:00 de mañana viernes. De las redes a las calles, de los virtual a lo físico. No sé si tendrá alguna trascendencia, pero el fenómeno de la revolución de los internautas está resultando apasionante, y en cualquier caso, ha ocupado los titulares de las principales cabeceras digitales durante toda la mañana (El País incluso ha reproducido el hashtag del Manifiesto de Twitter en su portada on line, reflejando en tiempo real todos los comentarios de los iracundos cibernautas).






En la cultura también hay que innovar

Excelente vídeo muy en consonancia con el Manifiesto "En defensa de los derechos fundamentales en Internet": cultura abierta, participativa y al alcance de todos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Manifiesto "En defensa de los derechos fundamentales en Internet"

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que…
 1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.

3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.

4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.

5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.

6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y
que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.

7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.

8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.

9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.

10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

lunes, 23 de noviembre de 2009

La economía de la nube

Interesante artículo de Pepe Cerezo de Prisacom sobre los modelos de negocio que pueden surgir del cloud computing, a través de un análisis de los modelos de negocio anteriores de la era de Internet.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Bibliotecas infinitas (o casi)

"He peregrinado en busca de un libro, acaso del catálogo de catálogos..."
Jorge Luis Borges. La Biblioteca de Babel.

Leyendo sobre la web semántica o Web 3.0, que parece ser que es la evolución natural y predecible de la actual web social o 2.0, me ha venido a la cabeza aquel relato de Borges, La Biblioteca de Babel, que describe una biblioteca infinita o en cualquier caso, lo suficientemente grande para que resulte imposible recorrerla entera y conocer todo su contenido. Según el narrador, "la Biblioteca es tan enorme que toda reducción de origen humano resulta infinitesimal" y se sugiere que dicha biblioteca es una metáfora del propio universo.

Algo se parece Internet, o la web a secas, a ese vasto laberinto de libros; la información crece exponencialmente minuto a minuto y los nuevos contenidos se generan por todo el mundo, dando la impresión de que el mundo virtual o digital, no tiene límites, o volviendo a la parábola de Borges, "la Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal es cualquier hexágono (los anaqueles de los libros), cuya circunferencia es inaccesible".

La web actual está basada en el lenguaje HTML que define la sintaxis (código), es decir, la forma de mostrar los documentos. El HTML puede describir un documento de la web pero no su contenido, por ejemplo, al hacer una búsqueda con Google o cualquier otro buscador. Esto nos supone que las búsquedas de información requieren un tedioso examen de links y posterior filtrado cuando el término introducido no es lo suficientemente  explícito o directo. En el ejemplo de la Biblioteca de Babel, supondría poder contar con un bibliotecario que te supiese indicar qué libros por su título y descriptor podrían satisfacer tu demanda. pero te daría una lista bastante amplia de referencias y tú tendrías que repasar uno a uno los volúmenes para encontrar lo que buscas

Por el contrario, la web semántica (el significado) permite comunicarse a los ordenadores entre sí e interpretar el significado de los documentos y objetos distribuidos por la red. De esta forma los agentes inteligentes persiguen la información sin mediación humana y los resultados de una búsqueda son exactamente los que queremos. Volviendo a los pasillos de la Biblioteca, sería equivalente a que, entre la inmensidad de vólumenes, el bibliotecario nos supiese decir qué libro exacto tiene una foto del Palacio de la Magdalena de Santander, a las cinco de la tarde de un lunes de mayo tomada desde la fachada sur, y nos encontrase el ejemplar en segundos.

No entraré en los tecnicismos relacionados con los lenguajes de programación que soportarán la web semántica, OWL, RDF, XML, porque yo solamente entiendo de estos temas intuitivamente. Pero lo cierto es que supondrá otro gran paso adelante en el universo de las redes el que al realizar una búsqueda como por ejemplo "Barbie+50 euros", te devuelva catálogos con el juquete de Mattel por ese precio, sin estar  mezclados con páginas de meretrices que ofrecen sus servicios por tarifas equivalentes.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Change Will Come



El veterano cantautor (singer/songwriter en EE.UU.-nada que ver con Víctor Manuel) Elliott Murphy tiene la bonita costumbre de celebrar un concierto el día de su cumpleaños en el que sus fans eligen las canciones que tocará en la velada. De esta forma, en las semanas previas y a través de su lista de distribución oficial en Internet, todo el que lo desea plantea sus temas preferidos y los que reciben más nominaciones entran en la lista a interpretar esa noche. Elliott Murphy delega así una de sus tareas como músico profesional, elegir el repertorio, en su público.

Pues algo parecido es el crowdsourcing, otro nuevo palabro asociado al universo 2.0. El término tiene su origen en un artículo de Jeff Howe en la revista Wired, The Rise of Crowdsourcing, publicado en junio de 2006 y se refiere a una forma inedita de outsourcing o subcontratación, algo con tradición en el mundo de la empresa, en el que los usuarios de un determinado producto o servicio realizan trabajos para la empresa que lo ofrece, generalmente sin contraprestación monetaria. La motivación en este caso suele ser la satisfacción de contribuir a crear o mejorar algo que te gusta.

El paradigma clásico de crowdsourcing es la Wikipedia, la enciclopedia en red creada por los propios usuarios, pero hoy mismo saltaba la noticia de un nuevo ejemplo relevante: la versión en castellano de la red Twitter, que ha sido traducida por usuarios hispanohablantes. El equipo de Twitter ha seleccionado a un grupos de voluntarios que ha realizado un trabajo de traducción colaborativa por el simple placer de hacerlo o por sentirse parte de un medio de comunicación que les seduce.

Por supuesto, se habrán escuchado críticas del tipo "por qué estos ratas no contratan un servicio de traducción", pero creo sinceramente que se ven eclipsadas por lo bonito y original de la idea. En cualquier caso Twitter es un servicio gratuito para el usuario que ha cosechado una gran acogida en el mundo de Internet. Todo este fenómeno puede ser el comienzo de algo nuevo, de nuevas formas de relación entre empresas y clientes que ahora apenas empezamos a vislumbrar, pero que implican cambios profundos en muchos aspectos de la realidad que hemos conocido hasta ahora. Como canta Elliott Murphy, a change will come, un cambio llegará e incluso se está produciendo.

viernes, 30 de octubre de 2009

De ángeles y demonios



Siempre me ha intrigado la estrategia de empresa de Microsoft, que por lo menos en la década de los 90 y buena parte de la siguiente, combinaba una parte de Gran Hermano (el de Orwell, no el de Tele5) y otra de víctima de las rapiñas de los piratas cotidianos, es decir, de todos nosotros.


Los hechos que ilustran su modelo de negocio no dejan de ser cuando menos pintorescos:




  • Por una parte, consigue que la mayor parte de los ordenadores que se venden en el mundo lleven su sistema operativo Windows, en cualquiera de sus versiones. Hasta allí bien, aunque como ha ocurrido alguna vez, ha sido acusada de monopolio de hecho.




  • Una inmensa parte de las suites de programas de esta empresa que funcionan son piratas (no tanto el sistema Windows que se vende conjuntamente con los ordenadores). ¿En este caso dónde obtiene el beneficio Microsoft?




  • Y encima sus productos son objeto de continuas críticas: que si las pantallas de error azules, que si las incompatibilidades con otros programas, que si el Windows Vista es una basura, que ya les vale... Lo gracioso es que los que más se quejan del producto y de la compañía soon los que no han pagado las licencias. Adicionalmente, determinados genios de la informática dedican su brillante intelecto a desarrollar virus devastadores que machaquen a los retoños de Bill Gates. 




Sin embargo, en el extremo contrario se erige Steve Jobs, o quien quiera que le sustituya al frente de Apple ahora mismo tras sus problemas de salud, con una visión del negocio diametralmente distinta, basada en mercados de nicho compuestos por profesionales de la informática, del periodismo, del diseño, etc, pero ajena al mercado de masas (no sé si porque no quiere o porque no puede).




Todo el mundo paga por sus productos y no poco, vive Dios. Y a diferencia del caso anterior, sus clientes son "recomendadores", como se definen en la escala de la lealtad del marketing, auténticos apóstoles de la empresa, que no dudan en intentar evangelizarte sobre las virtudes de la Manzana a poco que expreses una tímida opinión sobre el mundo de los unos y los ceros.




Y parece ser que Microsoft se ha convertido en su propio enemigo: se rumorea que el descenso de beneficios experimentado en el primer trimestre semestre del año, hasta un 39% en el caso de  Windows, se pueden deber al hecho de  haber puesto en circulación versiones beta del Windows 7, hecho que habría ralentizado en este periodo la venta de ordenadores y por ende de sistemas operativos, porque el público estaba a la espera del lanzamiento oficial para realizar sus gastos en microinformática.

 
Me parece que el próximo ordenador que me compre me voy a pasar al software libre.

jueves, 22 de octubre de 2009

En algún lugar, arriba entre las nubes

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Cada vez que oigo hablar del Cloud Computing me viene a la cabeza ese poema de William Butler Yeats, An Irish Airman Forsees His Death (Un aviador irlandés prevé su muerte), que empieza: “I know that I shall meet my fate/somewhere among the clouds above…” No deja de ser un nombre poético para hacer referencia a la última tendencia de la informática basada en el hecho de que las aplicaciones y programas de usuario -y los ficheros generados por ellos-, no residen en el ordenador del usuario, como era uso y costumbre hasta ahora, sino en la red.

Cloud Computing supone que la suite Microsoft Office, generalmente pirata, que usabas hasta ahora, es sustituida por un equivalente situado en un servidor de red perdido en algún lugar remoto del mundo, a menudo de nombre impronunciable, así como esos poemas deleznables que escribes y la presentación animada de fotos de la boda de la prima Genoveva, a la que con escaso gusto añadiste música de Bon Jovi.

A favor de este sistema, que puedes acceder a tus documentos o usar los programas desde cualquier ordenador, y supongo que en breve, desde cualquier móvil o PDA. Adicionalmente, el disco duro de los ordenadores ya no tiene que albergar una memoria de sobra para controlar el viaje de una sonda espacial a Júpiter, como pasaba hasta ahora, para que  encima con cada nueva versión de un programa o sistema operativo se nos quedara la CPU estrecha.

En contra, aparte de la necesidad de disponer de un acceso de red de banda ancha suficiente y fiable, está el tema de la seguridad. Porque, ¿quién me garantiza a mí que nadie va a acceder a mis archivos privados, estando como están en algún lugar, arriba entre las nubes? Y por otro lado, ¿y si un fallo general del servidor borra toda mi información, algo que ha pasado recientemente con Sidekick en Estados Unidos, como comentaba Enrique Dans en su blog? Sin embargo, nuestros discos duros locales también están sujetos a virus y averías devastadoras, así que el riesgo siempre ha estado allí.

Hasta ahora el Cloud Computing es un fenómeno incipiente con servicios como los que ofrece Zoho, pero habrá que ver qué pasa cuando el gigante (o jayán, como decían en las novelas de caballerías) Google consiga imponer sus innumerables aplicaciones, como por ejemplo Google Docs (un procesador de texto en red), y la gente en masa se acostumbre a ellas como se acostumbró a utilizar el buscador homónimo para casi todo.

martes, 13 de octubre de 2009

La insoportable levedad de Twitter

Firmemente convencido de que efectivamente el fenómeno Web 2.0 está aquí para quedarse, es decir, que no es una moda pasajera, y que, otra vez efectivamente, está introduciendo cambios en cómo se relacionan las personas entre sí y las instituciones con las personas -aunque todavía apenas se aprecien-; sin embargo, tengo que decir que, de todos los servicios y aplicaciones, Twitter siempre me ha parecido una auténtica majadería, por lo menos en lo que al uso personal respecta.


Twitter es una mezcla de blog y red social, en concreto, microblogging, porque no deja escribir en cada entrada más que 140 caracteres. La parte de red social viene asociada a la funcionalidad de que tú puedes seguir a otros twitteros (o como quiera el Diablo que se llamen) y ellos a ti, tal y como sucede en redes como Facebook. El resultado de este ingenio es un teletipo en el que algunos retransmiten las últimas novedades del sector TIC (y hace falta una piedra Rosetta para descifrar lo que dicen), que son los aspirantes a gurús; y luego está la mayoría que te cuenta las vulgaridades cotidianas que todos hacemos y que a nadie –ni siquiera a ti mismo-, interesa.


Por ejemplo, he visto en un Twitter a uno que te cuenta lo que pesa todos los días, que no es poco a no ser que mida 1,90, y que no contento con la humillación pública, encima hace comentarios que dan pistas sobre cómo se hincha de grasas los fines de semana; otro membrillo se dedicó a twittear en junio el concierto de U2 de Barcelona, en vez de atiborrarse a cerveza y disfrutar de la música (al que le gusten, que a mí me parecen un tostón) como hacen el resto los terrícolas (que comulguen con el baboso de Bono).


Pues bien, según un reciente artículo de Mashable!, el crecimiento de Twitter, en número de visitantes, ha estado prácticamente estancado en los últimos tres meses, e incluso ha bajado en septiembre, que es cuando se supone que se reactiva la actividad en el mundo de Internet. El otro coloso Web 2.0 que es Facebook tampoco ha crecido, pero hay que tener en cuenta que con 300 millones de parroquianos en todo el mundo puede haber alcanzado un merecido estado estacionario, magnitudes que Twitter no alcanza ni de lejos.


¿Será el principio del fin de la herramienta de chorrablogging? MySpace, el pionero del éxito en medios  sociales, está cayendo en picado en número de acólitos… It´s the end of the World as we know it (and I feel fine), como pregonaba REM a finales (mediados) de los ochenta.

jueves, 8 de octubre de 2009

El oportunista

“Me he clavado un alfiler en el pescuezo,
me he juntado con los punk, soy un moderno,
ahora me meo en el metro, nada me importa,
y le pego hasta a mi padre, soy un pasota”


Así retrataba Rosendo Mercado, al frente del insuficientemente valorado grupo Leño, a la gente que a principios de la década de los ochenta se apuntaba la emblemática movida madrileña, intentando resultar los más originales y distintos de los demás. En aquella época, en Madrid, si no tocabas en un grupo de rock, pintabas, esculpías, hacías fotos o happenings en general, es decir, algo que te distinguiese de la plebe vulgar, te podías considerar un auténtico pringao fuera de onda.

Y algo parecido, salvando las distancias del tiempo y el espacio, ocurre en la actualidad con el sector de los “enteradillos” de Internet, un colectivo que, aunque invisible para el gran público, se consideran a sí mismos como los amos del calabozo de las redes y de la tecnología en general.

La máxima aspiración de este colectivo es llegar a ser gurús de las TIC; que sus blogs y páginas en redes sociales lleguen a ser verdadera referencia para el sector, independientemente de que tan solo repitan noticias que pillan en Mashable o Wired: la meta es siempre estar a la última.

Y te das cuenta que sus twitters son verdaderos teletipos sobre el último berrido de la industria del móvil o la más cool API de Facebook, y que no aportan prácticamente nada de análisis sobre lo que está pasando a su alrededor –que es lo que resultaría interesante-; y encima cuando tratas con ellos cara a cara y humildemente les pides que te introduzcan un poco en los pormenores de este nuevo mundo Web 2.0, te tratan con un desprecio tal que te sientes Barnie Gamble, el amigo (más) borracho y lerdo de Homer Simpson.

Lo cierto es que cuando escuchas una conferencia de un científico de verdad, como Lázsló Barabási, experto mundial en redes y autor de Linked, una reflexión bastante profunda sobre todo tipo de redes (biológicas, humanas, de telecomunicaciones…), es cuando te das cuenta de la de payasos que tiene este circo, muchos más que trapecistas, que a fin de cuentas se la juegan, y de lo vacío de sus discursos.

lunes, 5 de octubre de 2009

Charlie no hace surf

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Y el Ministerio de Educación tampoco parece muy hábil de cara a fomentar la inmersión de los alumnos y docentes españoles en las tecnologías de la información y las comunicaciones y en una enseñanza basada en la navegación por las redes. El plan Escuela 2.0 parece una maniobra bastante torpe para acometer la necesaria modernización de las aulas y podría convertirse en su particular Vietnam, es decir, un atolladero en el que no se puede avanzar pero que tampoco permite la retirada.

Conocí al actual Ministro de Educación, Ángel Gabilondo, hace unos años en la presentación de un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid, de la que entonces era rector, sobre la estructura solidaria de las universidades españolas. Fundación Telefónica  financió el trabajo y, tras el acto y durante el grato vino español que vino a continuación, yo, que había establecido una cabeza de playa junto a una bandeja de jamón serrano, me lo encontré de bruces agradeciéndome nuestra ayuda, a mí, el último primate de la organización. Conmovido por su humildad, con lágrimas en los ojos y tocinillo en las comisuras, le aseguré que una y mil veces más repetiríamos la hazaña si las circunstancias lo demandaran (o demandasen).

Payasadas aparte y dejando bien clara mi admiración por la talla intelectual y personal del Sr. Gabilondo, creo que no se ha planteado bien el tema de la modernización de la enseñanza, dejando de lado factores presupuestarios y de la geopolítica, es decir, la implantación en aquellas comunidades autónomas poco afines al puño y la rosa.

Y hay que estar de acuerdo en que no se puede implantar tecnología sin tecnología, es decir sin equipos, pero de ahí a dotar un ordenador por alumno hay un abismo. La experiencia en este sentido que hemos desarrollado en EducaRed en los últimos tres años, con experiencias que ya se pueden considerar exitosas, ha apostado más bien por el trabajo colaborativo entre los alumnos, y por compartir los equipos dentro de las aulas y entre distintos niveles y asignaturas. Esto, aparte de un considerable ahorro de costes, fomenta el aprendizaje colectivo entre el alumnado.

Y tan importante como los ordenadores y las pizarras digitales son la formación al docente, que no se limita a enseñarles a desenvolverse en Microsoft Office sino a que sean capaces de impartir su asignatura con los medios nuevos, y una guía y orientación permanente por un equipo de expertos actuando sobre el terreno, en los centros escolares, así como on line.  Y finalmente, iniciar la experiencia en centros piloto con la suficiente anticipación, de forma que se puedan generar acervos de buenas prácticas exportables al resto de centros, y de detectar obstáculos y problemas en el proceso que puedan ser esquivados posteriormente.

Espero sinceramente que este plan no suponga la caída de Saigón para el actual equipo ministerial.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

The Times They Are A-Changin´

Viene al pelo la letra de esta canción del tercer disco de Bob Dylan para ilustrar, en contextos abiertamente diferentes, las propuestas de The ClueTrain Manifesto (El Manifiesto Cluetrain), un documento que, aunque redactado en 1999, establece las nuevas reglas del mercado que afloran con la revolución de Internet, y más en particular, con los principios de participación popular de la Web 2.0.

Emulando a Martín Lutero, los autores, Rick Levine, Christopher Locke, Doc Searls y David Weinberger, elaboraron una relación de 95 tesis o proposiciones estableciendo los mecanismos que rigen los mercados de la era digital y el nuevo tipo de relaciones con las empresas que demandan los consumidores. El manifiesto parte de la premisa de que ahora los mercados son conversaciones -divertidas, directas, abiertas y naturales- entre personas, y que el lenguaje que siguen utilizando las corporaciones es rígido, monótono, aburrido y carente de creatividad. Afirma igualmente que las empresas deben bajar de su torre de marfil y hablarle a la gente con la que esperan establecer relaciones.

En resumen, el documento establece la supremacía de la comunicación personal y de la transparencia sobre abstracciones tales como “target” o mercado objetivo y “empresa”. Tanto los unos como los otros están integrados por seres humanos que tienen la necesidad de comunicarse entre ellos y de formar comunidades, y esto es ahora posible gracias a las TIC.

Resulta impresionante la visión de los autores, teniendo en cuenta que a finales de la década pasada todavía no se había producido la incorporación de las masas a fenómenos del tipo de Twitter o Facebook. Si entonces el Cluetrain Manifesto podía interpretarse como una predicción discutible, hoy es una realidad más que evidente.

El 14 de octubre pasa por Madrid uno de los coautores, David Weinberger, y veremos qué tiene que contarnos diez años más tarde. En cualquier caso, y cerrando con Dylan (me encantan los círculos), a las empresas que quieran triunfar en la economía digital habría que aconsejarles: then you better start swimmin´ or you´ll sink like a stone, for the times they are a-changin´.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Ahora que eres Community Manager

También se podría titular esta intervención (lo de post me parece de pijoapartes), “quería una misión y por mis pecados me concedieron una, me la sirvieron en bandeja”, como decía la voz en off de Willard al principio de Apocalypse Now, cuando le encargan subir río arriba para acabar con el chalado del Coronel Kurtz.

Community Manager o Social Media Organizer (SMO), dícese del tipo o la tipa al que contrata una empresa u organización para que obre un milagro en las redes sociales. En suma, lo que esperan de ti es que los 300 millones de usuarios de Facebook y los algo menos de Twitter se enamoren del producto o servicio que vende tu empresa, o de la imagen de tu organización.

Y la verdad es que cuando creas un grupo o página corporativa en Facebook parece que ya está hecho: ahora se empezará a apuntar la gente –piensas- como manadas de búfalos en celo. Pero nada más lejos de la realidad; si consigues 40 fans en tus páginas, te puedes dar con un canto en los dientes, y eso teniendo en cuenta que más de la mitad son tus amigos. Y otra cosa es que encima participen, que generalmente la gente enchufa la foto en tu página y luego se olvida de que es miembro de tal o cual.

Sin embargo, a ti te exigen acciones virales (no viriles, que ese es otro tema), es decir, acciones que extiendan como un virus la imagen de tu organización por toda la web. Los expertos en la materia, que ya son multitud –demasiados y demasiado listos, a mi modo de ver-, no paran de dar consejos sobre estos temas, pero son incapaces de mostrarte ejemplos de éxito en los que el producto no se venda solo, como puede ser Coca-Cola, que tiene fans naturales mucho antes de Internet, o más en nuestro corral, la página de Facebook de la película de culto “Amanece que no es poco” de José Luis Cuerda, que cuenta a día de hoy con 12.395 fans y muy activos además.

Haciendo gala de un gran sentido del humor, el blog The secret life of a bonafide marketing genius explica que la viralidad es la hábil combinación de seis factores:

1. Valor, para el público del producto o servicio
2. Diversión, frente a planteamientos tediosos
3. Creatividad, originalidad de la acción emprendida
4. Temporalización
5. Distribución
6. Polvillo de hada

Como explica el redactor de este blog, no existe la tecla en el teclado del ordenador que se llame “convertir esta acción en viral”. El éxito en gran medida depende de la suerte y no existen fórmulas mágicas para garantizar la difusión masiva a través de las redes sociales. Que se enteren.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Hayseed Dixie y la Larga Cola

Hayseed Dixie es un grupo formado por cuatro tipos talluditos procedentes del corazón de los Apalaches, que tienen la particularidad de interpretar versiones de temas clásicos de rock duro y heavy metal con banjos, mandolinas y violines, es decir, en formato acústico. Causa no poco estupor y no menos risa escuchar conocidas canciones de AC/DC, Led Zeppelin, Motorhead o Black Sabbath sonando al más puro estilo bluegrass, eso sí, sin perder nada de velocidad en la ejecución.

Y resulta que lo que podía haber quedado reducido a una simple broma local del valle de Deer Lick Holler, de donde es oriunda la banda, ha trascendido las fronteras de los Estados Unidos e incluso atravesado el Atlántico, de forma que Hayseed Dixie está girando por Europa, habiendo pasado por Barcelona, Bilbao y Madrid el pasado mayo. Sin embargo, a diferencia del megagrupo U2 que llenó el aforo en los dos conciertos que ofreció en el Camp Nou en junio, Hayseed Dixie toca ante audiencias compuestas por 200 ó 300 personas, en locales pequeños.

Estos dos ejemplos constituyen un ejemplo claro de cómo funciona la Teoría de la Larga Cola (The Long Tail), en este caso en la industria musical. Este término, acuñado por Chris Anderson de la revista Wired, hace referencia a las oportunidades que ofrecen las TIC para acceder a los mercados de nicho, que antaño eran despreciados por poco rentables.

En concreto, parte de la distribución estadística del economista italiano Wilfredo Pareto que establece que el 80% de los consumidores compra solamente el 20% de los productos que hay en el mercado, mientras que la oferta del resto de bienes y servicios no resulta rentable al tener una demanda individual muy reducida. Gráficamente este principio se representa como una curva decreciente que se alarga y estrecha hacia el eje horizontal, de ahí el nombre de “larga cola”, y que representa los innumerables productos de escasa demanda.

La tecnología ha introducido cambios en este esquema clásico, de manera que gracias a la reducción del coste de producción y de los costes de almacenamiento y de distribución, y a la posibilidad de comunicación directa que ofrece Internet entre productor y consumidor, en la actualidad se considera que puede ser más rentable abastecer a esos mercados de nicho –como una suma de los pequeños grupos de consumidores para cada producto individual-, que al mercado de masas (el 80% de que hablaba Pareto). Y en cualquier caso, la multitud de pequeños mercado ya no tiene por qué ser ignorado y puede coexistir perfectamente con el mercado del gran público.

Volviendo al tema del rock rural, los miembros de Hayseed Dixie saben perfectamente que nunca van a vender ni una infinitésima parte del volumen de discos que vende U2 y que nunca van a tener la oportunidad de tocar en estadios ni plazas de toros, pero saben también que gracias a espacios como YouTube o MySpace, por citar solamente dos ejemplos, cuando vengan a Madrid se van a encontrar por lo menos a 200 personas que estaremos dispuestos a pagar 20 euros por verles tocar sus desquiciantes versiones, algo impensable hace apenas quince años, en que nos hubiéramos muerto sin oír hablar de ellos. Y 200 más en Barcelona, Bilbao, Bruselas, Londres… He ahí un ejemplo de marketing viral, el “boca a boca”, ajeno a los media tradicionales, y un modelo alternativo de negocio dentro de la industria musical. Y como ellos existen miles de grupos desconocidos para el gran público que trabajan con las mismas premisas.

Más le valdría a la industria discográfica sentarse a reflexionar sobre estos temas en vez de perder el tiempo quejándose de las coces que recibe de La Mula y del P2P en general.

martes, 22 de septiembre de 2009

De oficio, profeta

Aunque no soy teleco de formación, llevo toda mi carrera profesional trabajando en temas relacionados con las TIC. Desde aquí me parece mucho tiempo (aunque no lo es tanto), máxime teniendo en cuenta que cuando empecé ni siquiera las TIC se llamaban TIC sino “telemática”, se utilizaban términos ya olvidados como “videotex”, entre otros neologismos de aquel entonces, e intentábamos difundir el uso de servicios avanzados de comunicaciones promocionando la RDSI (Red Digital de Servicios Integrados). Lo del ADSL solamente aparecía en documentos técnicos y no parecía una opción interesante de acceso de banda ancha, vamos, que no llamaba mucho la atención.

Hacia 1993 tuvimos nuestra primera incursión en Internet a través de navegadores basados en MS DOS, como Mosaic, y a pesar de las limitaciones de maniobrabilidad que imponía el desplazarse a través de menús en pantallas monocromas, ya se podía intuir el potencial que tenía aquello, aunque en aquel momento solamente como fuente de información.

Resulta gracioso recordar que la lista de nodos de España cabía en una sola pantalla de ordenador, dado que nada más estaban conectadas a la red de redes las universidades (y no todas), algunos centros de investigación como Robotiker, y por supuesto, la RedIris, que gestionaba todo ese tinglado en nuestro país. El tamaño de Internet era pequeño en todo el orbe; de hecho se vendían catálogos en papel, a modo de guías telefónicas, con las direcciones web existentes.

Y qué decir de esos modems colgando de cables que sonaban al conectarse como una freidora, o de los primeros móviles que parecían radios de campaña y que destrozaban las cervicales a su orgulloso poseedor.

Entre 1995 y 1996 Internet barrió las sociedades del mundo como una ola –como un tsunami más bien-, y nosotros, que entonces nos dedicábamos a la prospectiva entre otras tareas domésticas, no fuimos capaces de anticiparlo en los años precedentes. Más nos hubiera valido profetizar ambigüedades por medio de metáforas, como Nostradamus.
 
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