viernes, 27 de diciembre de 2013

Piezas del rompecabezas del nuevo orden mundial que nos dejó 2013

Cerramos otro año natural y este blog, Aturdido y Confuso, se halla ya en el quinto año de su existencia. Mucho tiempo ya machacando sobre los mismos temas, pensarán algunos, pero que a mí me tienen obsesionado y que confluyen en una sola pregunta, ¿cómo es el nuevo mundo que se está gestando en la actualidad?

2013 nos ha aportado nuevas pistas para resolver este enigma, aunque el panorama que contemplaremos en los próximos años aún se muestra cubierto por la niebla.

En general, parece claro el cambio en el equilibrio del poder geoeconómico del planeta. Hay un nuevo protagonista en la economía mundial que es China, y a distintas distancias algunos otros países asiáticos de los denominados emergentes. Al otro lado del océano Pacífico aparece el contrapeso indiscutible de Brasil, y en menor medida de México, Perú, Chile y Colombia. No parece en principio que los países con gobiernos excesivamente populistas, -como Venezuela, Argentina o Bolivia-, vayan a adquirir un papel equivalente al del primer grupo mencionado.

Por otra parte, los antiguos dirigentes de la economía mundial, como EE.UU., Europa y Japón, no parecen levantar cabeza y sus sistemas productivos funcionan a media marcha. En el caso de los países de la Unión Europea una contrarevolución ultraliberal dirigida desde los propios órganos de gobierno, ha destruido uno de los mayores orgullos tradicionales de la zona, el estado del bienestar.

Desde la perspectiva de los sectores productivos, después de décadas alabando el poder de alimentación del crecimiento económico del sector servicios, cada vez se alzan más voces reivindicando la reindustrialización de los países desarrollados, especialmente en EE.UU. Las plantas productivas que en su día se trasladaron a economías emergentes cada vez son menos competitivas vía costes y se aboga por su retorno a las metrópolis. Y esta industria se nutrirá de robots y de trabajadores altamente cualificados, y nunca más generará empleo de baja cualificación.

Otra tendencia preocupante es la sospecha cada vez más generalizada de que, aunque vivimos en una época de una alta tasa de innovación, ésta podría no estar teniendo lugar en aspectos verdaderamente relevantes de la economía. ¿Realmente los desarrollos informáticos en el campo de la electrónica de consumo o de Internet y las redes sociales son equiparables a innovaciones de otras épocas como el motor de explosión, la aplicación de la electricidad a la vida cotidiana o el descubrimiento de los materiales plásticos? Aquí lo dejo, pero ahondaré más en este tema el año que viene.

Volviendo al retablo de la economía internacional, hemos visto en 2013 como China ha cambiado la marcha, de un afán desmesurado por exportar e invertir en el extranjero, a empezar a alimentar una demanda interna y a invertir en infraestructuras en su propio territorio. Esto puede afectar seriamente a las economías del sur del continente americano cuyo crecimiento ha dependido en gran medida de la demanda china de materias primas y de su inversión exterior. Las altas tasas de crecimiento de estos países se han ralentizado y en 2014 veremos si es un repecho o si están entrando en desaceleración y estancamiento.

Luego están los enigmas como Rusia, otro gigante económico, pero con demasiados problemas de corrupción y falta de libertad como para apreciar qué está pasando realmente en su interior económico. Y África, un continente que solamente emite silencio a través del estrecho de Gibraltar, un actor al que nadie escucha y que parece que a nadie importa. ¿Será verdad que están ocurriendo cosas muy positivas en países como Kenia? La guerra que ha retornado recientemente a República Centroafricana parece indicar que no, que el continente negro sigue enterrado en sus mismos problemas de siempre: la pobreza, las sequías, las matanzas y el olvido...

Con todo y aunque solamente sea por tradición, quiero desear para todos un 2014 mejor que 2013. A fin de cuentas, la esperanza es lo único que se pierde.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Sobre la capacidad para atraer, retener y perder talento de España

La empresa de gestión de los recursos humanos Adecco ha creado un indicador que denomina Índice de Competitividad del Talento Global (GTCI en sus siglas en inglés), que pretende medir y comparar la capacidad de los países para atraer y retener el talento.

Esta métrica, que en la edición actual del estudio ha sido aplicada a 103 naciones, es construida por 48 variables que se agrupan en torno a seis pilares: Facilitadores, Captación, Crecimiento, Conservación, Trabajo y Formación Profesional y Conocimiento Global.

Pues bien, según el GTCI los países que lideran la atracción y retención de talento son Suiza, Singapur y Dinamarca. De hecho, solamente hay dos países no europeos entre los diez primeros puestos del ranking, el ya citado Singapur y los EE.UU.

España como os podéis imaginar no ocupa un puesto muy destacado en el palmarés, teniendo en cuenta que en la actualidad no sólo no atraemos talento foráneo sino que perdemos a muchos jóvenes bien cualificados. Estamos en la posición 35 de la lista con una puntuación seis puntos por debajo de la media del índice.

Analizando los resultados en función de los pilares de variables, España obtiene mejores resultados en Captación y en el de Crecimiento, mientras que flaquea en Trabajo y Formación Profesional y Facilitadores.

El epígrafe Captación mide aspectos como el grado de apertura al exterior y el grado de apertura interna a fenómenos externos, así como la movilidad social. Aquí destacamos en variables como la apertura interna a la diversidad, la tolerancia a la inmigración o en la cantidad de mujeres parlamentarias, como indicador de la movilidad de género.

Por su parte, Crecimiento, en el que también presentamos buenos resultados relativos, tiene en cuenta aspectos relacionados con la formación. En este apartado sobresalimos por la calidad de nuestras escuelas de negocios (es verdad que son de las mejores del mundo) y por la cantidad de población con estudios superiores.

Por otro lado, nuestras debilidades en el campo del Trabajo y Formación Profesional están en relación con el alto nivel de desempleo juvenil y con la relación entre paga y productividad laboral.

En el grupo de variables que engrosan Facilitadores nuestro país presenta problemas relacionados con la baja flexibilidad del mercado de trabajo.

Aparte de las citadas, destacamos positivamente en un par de variables más,  como en la densidad de médicos (puesto 8) y en la productividad laboral por empleado (puesto 17 del ranking).

martes, 17 de diciembre de 2013

Si al despertar de la pesadilla sigue aquí el monstruo de la crisis


Aquellos que nos criamos en las décadas de los 70 y 80 estábamos acostumbrados  a los ciclos cortos económicos: etapas de  entre 3 y 5 años de crecimiento seguidos de una crisis que abarcaba unos 2 o 3 años. Este patrón se cumplió más o menos entre 1973 y 2000. Después creímos entrar en un ciclo económico largo de bienestar, como el que conoció el mundo entre 1945 y 1970, pero en 2008 nuestro gozo cayó, no en un pozo, sino en una sima oceánica.

Siguiendo un esquema, digamos, como el de la crisis de principios de los 90, en que el hundimiento se produce en 1992 y el despegue de la economía regresa hacia 1995, tendríamos que haber salido del agujero, a grandes rasgos, en 2011, pero no fue así.

Ahora, finales del año 2013 nos anuncian los iluminados de la estadística y la econometría de siempre que ya se ve luz al final del túnel, que lo peor ha pasado y que a partir de ahora solamente podemos ir a mejor.

Pero hay una corriente de pensamiento que piensa que el estado de estancamiento económico podría ser la norma a partir de ahora, que la baja demanda y los altos índices de desempleo seguirán durante décadas. En suma, ¿y si el monstruo de la crisis sigue allí tras despertar de la pesadilla?

El origen de este temor procede de nuestro agorero habitual, el Nobel Paul Krugman, a través de su artículo ¿Una depresión permanente?, en el que básicamente plantea la distopía de que nuestro futuro será lo que estamos viviendo ahora mismo, sin un mayor nivel de prosperidad, cito:
“Pero ¿y si el mundo en el que vivimos desde hace cinco años fuese la nueva normalidad? ¿Y si las condiciones de cuasi depresión van camino de mantenerse, no uno o dos años más, sino décadas?”
Según esta tesis, estaríamos en una situación en la que la depresión económica es la norma con periodos esporádicos de pleno empleo separados entre sí.

La perspectiva keynesiana que avala las tesis de Krugman, y que asocia los ciclos económicos al comportamiento de la demanda, parte del hecho de que antes de 2007, a pesar de la gran burbuja inmobiliaria, no existían indicios de expansión económica que generasen una presión inflacionista. Es decir, que ni en los mejores momentos de la edad dorada la economía funcionaba a toda máquina.

Lo lógico en un periodo de bonanza económica es que la excesiva demanda de bienes y servicios supere a la oferta creando una tendencia generalizada hacia la subida de precios. Pero no…

Las razones aducidas por Krugman para justificar esta situación son el estancamiento demográfico y el endeudamiento de las familias. En general, cualquier factor que contraiga el gasto y fomente el ahorro, algo que en este momento resulta nefasto.

Joaquín Estefanía aporta en el artículo Después de la crisis, ¿qué? su particular explicación a este fenómeno de la raquítica demanda para el caso de España: desde 2006 los sucesivos gobiernos del PP y del PSOE han llevado a cabo unas políticas que han implicado un proceso de regresión en la distribución de la renta de nuestro país. De esta forma, hoy en día la riqueza se concentra en menos manos que hace veinte años.

La pérdida de poder adquisitivo de las familias españolas unida al terror a perder el empleo y las fuentes de ingresos, parecen asegurar que la demanda no crecerá en los próximos años, corroborando la tesis de estancamiento permanente de Krugman.

Nos queda para rato, creo yo. Y por mucho que los políticos enciendan la mecha de la pirotecnia triunfalista, como bien dice Estefanía:
“Los síntomas de que España está “ante el inicio de un ciclo de crecimiento”, recupera la confianza internacional y resalta “la cantidad de inversores que se dirigen a nuestro país”, como declaró el pasado viernes un representante del primer banco del país, no son compartidos por la ciudadanía, simplemente porque no los ven.”

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Tu próximo compañero de trabajo será un robot

Lo que no sabemos es si será capaz de tomar cañas contigo hablando de fútbol. En cualquier caso, es una de las tendencias detectadas por Gartner en su trabajo 2013 Hype Cycle for Emerging Technologies que vaticina la evolución de la relación entre los humanos y las máquinas.

En concreto, el informe detecta tres tendencias al respecto diferenciadas pero interrelacionadas :

Humanos “aumentados” por la tecnología, por ejemplo, a través de wearable computing.

Este aparatado trata de crear una fuerza de trabajo más capaz mediante el desarrollo de las cualidades físicas, cognitivas y emocionales humanas a través de la tecnología. Así descrito da un poco de miedo y recuerda a distopías del tipo Un mundo feliz de Huxley.

Las empresas interesadas en este particular deben fijarse, según Gartner, en tecnologías como:
  • Sensores bioacústicos.
  • Quantified self
  • Bioimpresión en 3D
  • Interfaces cerebro-ordenador
  • Aumentación humana
  • Traducción de diálogo
  • Neuronegocios
  • Interfaces portables
  • Realidad aumentada
  • Control de gestos
Máquinas reemplazando a humanos: ésta es muy vieja y ya la conocemos.

De hecho lleva en marcha desde la primera revolución industrial, aunque ahora la venden como algo en lo que “todo son ventajas”: maquinas que realizan trabajos peligrosos o extremadamente repetitivos.

Las tecnologías asociadas estarían relacionadas con temas como:
  • Representaciones volumétricas y holográficas
  • Vehículos autónomos
  • Robots móviles
  • Asistentes virtuales
Maquinas y humanos trabajando codo a codo (de ahí el chiste del título del post), como por ejemplo, un robot en un almacén ayudando a un trabajador humano a desplazar bultos.

Se trata de ingenios tecnológicos que apoyan el trabajo humano, como los vehículos autónomos, los robots móviles, los citados asistentes virtuales o las preguntas y respuestas en lenguaje natural.

El informe de Gartner incluye tres tendencias adicionales y sus correspondientes tecnologías asociadas:

Maquinas que entienden mejor a los humanos y su entorno. Algo aparentemente tan tonto como entender a fondo las decisiones de consumo y poder anticiparse a la demanda del consumidor, mediante tecnologías como las descritas en apartados anteriores que ayudan a que la máquina entienda e interprete el comportamiento y las reacciones humanas.

Humanos que entienden mejor a las máquinas. Progresivamente, el trabajador humano deberá confiar plenamente en los dispositivos tecnológicos aplicados a ayudarle en sus tareas. Aquí cobra importancia el M2M y el Internet de las Cosas.

Humanos y máquinas que se vuelven más inteligentes. Aspectos como el Big Data o el cloud computing aportarán herramientas para la toma de decisiones a los humanos y mejorarán la capacidad operativa y la inteligencia de las máquinas.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

China, de la tienda de todo a cien a una economía escandinava

Los agoreros, entre los que me incluyo, no paran de predecir el final del modelo de crecimiento chino, que a juzgar por las caídas en las tasas de incremento interanual, parece estar gripado como el motor de un coche viejo. Pero no todo el mundo opina así.

En efecto, sus tasas de crecimiento de dos dígitos ahora rondan en torno al 7% y han relajado bastante la demanda de materias primas que obtenían, entre otros lugares, de América Latina. Pero lo que puede parecer el fin de un modelo de producción por  agotamiento podría ser un cambio de estrategia en toda regla por parte de las autoridades chinas.

Si esta tesis es acertada, el Gobierno chino estaría intentando impulsar la demanda interna mediante la generación de un consumo de productos y servicios de mayor valor añadido por parte de la clase media, cuya gestación estaría reforzando mediante políticas sociales. Una parte importante del esfuerzo productivo nacional ya no se dirigiría a las exportaciones sino a los ciudadanos chinos.

Por otro lado, y cuidado con esto, podría estar intentando sustituir su ventaja competitiva basada en bajos costes laborales y en productos básicos por otra centrada en la tecnología y en productos de alto valor añadido. 

Y finalmente, podría sustituir el peso de su mano de obra industrial descualificada procedente del campo por trabajadores altamente cualificados capaces de competir en conocimientos y productividad con los de cualquier país desarrollado.

¿A que da más miedo que el modelo anterior basado en exportar productos cutres fabricados con mano de obra semiesclava?

Michael J. Silverstein del Boston Consulting Group se muestra convencido de que la política de China para los próximos años va en esta dirección y se atreve a aventurar un decálogo de tendencias para este país en el artículo Ten Predictions for China´s Economy in 2014. Paso a resumir sus diez predicciones:
  1. Un macroprograma de inversiones estatales en infraestructuras urbanas, incluyendo la construcción de viviendas, así como el despliegue de redes de transportes y centros de servicios (escuelas, hospitales…).
  2. La eliminación parcial de las restricciones a la natalidad impulsará el crecimiento de la población y un aumento sustancial del volumen del consumo interno.
  3. La Administración invertirá en sectores productivos intensivos en tecnología, como la agricultura avanzada, el transporte, la medicina y otros, y se tenderá aumentar la productividad y la competitividad de la industria china. 
  4. En el campo de la educación superior, los esfuerzos se dirigen a crear nueve universidades de alto nivel y rendimiento en el país (C-9), muy exigentes y selectivas, que atraigan al mejor talento chino.
  5. Los objetivos y reformas planteados por el gobierno central de Xi Jinping serán adoptados y aplicados por las administraciones regionales, llevando los retos de crecimiento y desarrollo a todos los rincones de China.
  6. Otros esfuerzos en el campo social se orientan hacia la creación de una oferta de vivienda asequible para todos y de un sistema sanitario más accesible. Aparte de los beneficios que estas medidas implican para el bienestar de la población, tienen efectos positivos en la productividad y calidad de la mano de obra.
  7. La lucha contra la corrupción podría convertirse en una cruzada, cambiando incluso el propio espíritu de la nación: el valor de las personas pasará a depender de lo que saben y pueden hacer y no de “a quién conocen”, como en la actualidad.
  8. A pesar de todo, las políticas de compras y adquisiciones en el extranjero continuarán en el nuevo escenario. China seguirá siendo una gran potencia económica mundial en términos del volumen de transacciones económicas con el exterior.
  9. El ejército chino se verá reforzado con grandes inversiones en material y vehículos de última generación.
  10. Según Silverstein, los críticos de China en EE.UU, seguirán prediciendo la caída progresiva de la tasa de crecimiento del país, a pesar de que se mantiene estable en torno al 7%. Pero el autor del artículo vaticina que en 2014 la tasa de crecimiento se acelerará…

jueves, 21 de noviembre de 2013

¿Cómo sacar dinero de los contenidos digitales, si se pudiera o pudiese?

Uno de los grandes problemas con que nos estamos enfrentando dentro de esta revolución digital en la que estamos inmersos está relacionado con el hecho de que los antiguos modelos de negocios de las industrias de contenidos han dejado de funcionar en el nuevo escenario, mientras que no aparecen soluciones sólidas para rentabilizar los productos de las industrias culturales y de ocio en el mundo digital.

Es por ello que hablamos de crisis en distintos sectores cuyos productos se distribuyen gratuitamente en la red gracias a las tecnologías de la era digital (reproducción, copia y distribución), a menudo de forma ilegal, sin que sus dueños puedan cobrar por su utilización.

Rodar una película, grabar un disco, realizar una compleja investigación periodística, son actividades cuya rentabilidad está en entredicho, dado que sus productos finales pueden ser reproducidos y explotados sin el consentimiento de los autores o de los dueños de los derechos, lo que ha destruido una demanda de pago suficiente que suponga una masa crítica de consumidores dispuestos a abonar el precio que garantice el cubrir los costes de producción y el obtener un mínimo margen de beneficio.

En el campo de la prensa escrita, Jeff Bezos, fundador del portal Amazon.com y actual dueño del prestigioso diario The Washington Post expone el problema de esta manera:

“El [Washington] Post es famoso por su periodismo de investigación. Inyecta energía e inversión, sudor y dólares en desvelar historias importantes. Y entonces un puñado de webs resumen todo ese trabajo en cuatro minutos y los lectores pueden acceder a esas noticias de forma gratuita. La pregunta es: ¿cómo te puedes ganar la vida en ese tipo de entorno?”

Este tema lo trata un reciente post del blog de Harvard Business Review, When Selling Digital Content, Let the Customer Set the Price, firmado por Marco Bertini and Richard Reisman.

Su pregunta esencial es ¿cómo monetizar los contenidos digitales? Muchos intentos de cobrar por cosas que hay en Internet han fracasado. Los modelos que combinan lo gratis con el pago (freemium) no acaban de demostrar su eficacia.

Bertini y Reisman proponen una nueva aproximación al tema, o como lo llaman ellos, una nueva arquitectura basada en tres factores: empoderamiento, dialogo y reputación.

Hablando de empoderamiento, los autores consideran que igual que actualmente en ocasiones se delega en el consumidor factores de desarrollo de producto e incluso de la publicidad, ¿por qué no implicarle en la fijación del precio del producto o servicio?

La tecnología de comunicaciones actual habilita múltiples canales para que la empresa pueda establecer un diálogo con el consumidor, una conversación que puede incluir la fijación de los precios.

La reputación de la empresa está relacionada con la fidelidad del cliente. Los autores del artículo plantean relacionar la reputación de la empresa con la capacidad del consumidor de establecer el precio a los productos.

De alguna forma supone una forma de ofrecer al consumidor potencial la oportunidad de tasar los precios de los productos y servicios de la empresa, y en cierta manera, de evaluar su credibilidad. Sin embargo, no parece una propuesta lo suficientemente sólida como para sacar a la industria de contenidos de la sima en la que se ve inmersa. Por lo menos, por ahora…

jueves, 14 de noviembre de 2013

El culto al crecimiento: capitalismo para el pobre y socialismo para el rico

El discurso político y económico actual parece el dogma de una de esas cutres sectas de culto alienígena: no os preocupéis de todas las tribulaciones por la que estáis pasando porque los extraterrestres bajarán a
rescataros… a pesar de que por ahora no haya ni rastro de ellos.

Es una comparación brillante que establece Umair Haque en el blog de Harvard Business Review, preguntándose si realmente está fallando el capitalismo, a juzgar por cómo está cayendo en picado el nivel de vida de las personas (él habla de la situación en Estados Unidos, pero gran parte de Europa no está mucho mejor), o si “alguien” nos está tomando el pelo y nos está vendiendo explicaciones igual de inconsistentes que las basadas en conspiraciones alienígenas.

El artículo enumera las nefastas consecuencias que emergen de la política económica actual, que aunque referidas a los EE.UU.,  son igual o peores en nuestro continente:

  • Una clase media que desaparece después de una década perdida.
  • Una generación igualmente perdida en la juventud.
  • Las rentas medias llevan dos décadas estancadas.
  • Después de una crisis brutal, la economía parece recuperarse, pero el 1% más rico de la sociedad se hace con el 95% de las ganancias.
  • Miles de personas se enfrentan al desempleo y la pobreza.
  • La movilidad social está bajo mínimos y descendiendo.
  • Incluso la esperanza de vida al nacer está bajando.

Según Haque, esto no es absoluto un régimen capitalista, sino una mezcla tóxica de un capitalismo brutal y darwinista (en términos de selección natural) y de socialismo para los ricos, que no hacen más que recibir rescates, exenciones fiscales, subsidios y privilegios. ¿Nos suena verdad? Aquí también hemos sacrificado los sistemas de redistribución de la renta, que garantizan la protección de los más desfavorecidos, para salvar a un sistema financiero corrupto e ineficiente. Y todo para que encima se rían en nuestra cara…

El sistema actual lo define Umair Haque como “Crecimientismo” (Growthism), un dogma de fe que postula que el crecimiento se debe defender a toda costa, por encima de cualquier otro principio, por el bien de las sociedades. Perseguir el  crecimiento justifica cualquier cosa: la supresión de derechos sociales que se suponían inalienables, espionaje masivo, atacar objetivos indiscriminadamente con drones (aviones no tripulados), ejércitos y fuerzas de seguridad privadas… Todo lo que antes hubiéramos considerado fascista y antidemocrático.

Ha supuesto, en Estados Unidos y Europa, renunciar a los principios de progreso y bienestar social que nos han guiado desde 1945, y que con todos los fallos, supusieron una palanca que impulsó la igualdad de oportunidades y también la bonanza económica, al generar un consumo de masas que estimulaba la demanda de productos de cada vez mayor valor añadido.

El Crecimientismo es opuesto a los derechos humanos y políticos porque le suponen obstáculos para lograr sus fines; es por tanto antidemocrático. Pero como es un credo indiscutible merece que las libertades y los principios de la Revolución Francesa sean sacrificados en la hoguera. Sin embargo, el crecimiento no es un fin en sí mismo sino un medio para alcanzar la prosperidad que no es otra cosa que unos estándares de vida lo más elevados posible para la mayor parte de la población. En palabras del autor:

“A good education; transport; energy; healthcare; community; food; all these and more are the foundations of real prosperity. Real prosperity isn’t a supergadget in every pocket...while educational attainment, income, wealth, community, opportunity, and life expectancy are dropping, while insecurity, loneliness, poverty, and inequality are skyrocketing”.

“Una Buena educación; transporte; energía; un sistema sanitario; comunidad; alimentación; todo esto y más es el fundamento de la verdadera prosperidad. La verdadera prosperidad no es un superdispositivo en cada bolsillo… cuando los logros educativos, la renta, la riqueza, el espíritu comunitario, las oportunidades y la esperanza de vida están cayendo, mientras la inseguridad, la soledad, la pobreza y la desigualdad se disparan”.

El culto al crecimiento es igual de falso que la alquimia: el oro que creemos obtener sigue siendo plomo. Como en los cultos alienígenas, los extraterrestres nunca llegan para salvarnos, siempre hay alguna excusa para ello, y el engaño persiste porque se basa en la fe indiscutible.

¿Lograremos salir de esta caverna?

martes, 5 de noviembre de 2013

España entre la eficiencia productiva y la esclerosis institucional

Hace unas semanas planteábamos aquí una panorámica del estado del arte de la competitividad en las economías de América Latina, basándonos en la publicación The Global Competitiviness Report 2012-2013 de World Economic Forum.  Hoy queremos analizar qué dice el citado informe sobre España.

Recordamos los criterios que utiliza World Economic Forum para establecer comparaciones entre naciones en términos de competitividad, que se basa en los siguientes epígrafes:

1.    Instituciones: entorno legal y administrativo.
2.    Infraestructura: transportes y comunicaciones.
3.    Entorno macroeconómico: grado de estabilidad.
4.    Nivel de desarrollo de la educación primaria y la sanidad.
5.    Educación superior y formación.
6.    Eficiencia del mercado de bienes.
7.    Eficiencia del mercado laboral.
8.    Desarrollo del mercado financiero.
9.    Preparación tecnológica.
10.    Tamaño del mercado/capacidad exportadora.
11.    Grado de sofisticación de las prácticas de negocios.
12.    Innovación.

Hablando de los resultados, la buena noticia es que España ha subido un puesto respecto a las anteriores mediciones en el ranking general, hasta el 35, justo por debajo de Chile que ocupa el 34. Para satisfacer la lógica curiosidad del lector, informo de que los cinco primeros puestos de la clasificación mundial son ocupados respectivamente por Suiza, Singapur, Finlandia, Alemania y Estados Unidos.

Para comentar nuestro estado, podemos agrupar la situación de nuestro país en comparación con los 148 países que conforman la muestra, de forma que distingamos en lo que estamos muy bien (por encima del puesto 20 de la lista), en lo que estamos bien (entre el 20 y el 40), y luego en lo que vamos a la cola (por encima del puesto 80) y por último, lo que tenemos rematadamente mal (en una posición por encima de 100). Veamos pues nuestra radiografía económica comparativa:

En qué estamos por encima de los demás, he seleccionado los más significativos:

-    Confianza en los cuerpos de seguridad (18).
-    Calidad de las infraestructuras de transportes, destacando las ferroviarias (5).
-   Variación de la inflación anual (1). Efectivamente, el último trimestre registró deflación, lo cual es más preocupante que motivo para alegarse.
-    Mortalidad infantil.
-    Esperanza de vida al nacer (5).
-    Porcentaje de niños que cursan educación primaria (8).
-    Tasa de alumnos que cursan educación secundaria (2)
-    Tasa de alumnos que cursan educación superior (8)
-    Calidad de las escuelas de negocios (4)
-    Índice de tamaño del mercado interior (14)
-    Índice de tamaño del mercado exterior (19)
-    Producto Interior Bruto (14)
-    Diversificación de la oferta local (19)
-    Disponibilidad de científicos e ingenieros (11)

En qué estamos comparativamente bien:

-    Calidad del suministro eléctrico.
-    Líneas de teléfono fijas por cada 100 habitantes.
-    Disponibilidad de servicios de formación e investigación de calidad.
-    Disponibilidad de las últimas tecnologías.
-    Porcentaje de personas que usan Internet.
-    Líneas de Internet fijo de banda ancha por cada 100 habitantes.
-    International Internet Bandwith por usuario.
-    Líneas móviles de banda ancha por cada 100 habitantes.
-    Calidad de la oferta local de bienes y servicios.
-    Naturaleza de la ventaja competitiva (los valores más altos de este índice corresponden a países cuya ventaja se basa en productos diferenciados; los más bajos en países que establecen la ventaja en función de bajos costes laborales).
-    Amplitud de la cadena de valor (el indicador es más bajo si las empresas nacionales solamente están presentes en los tramos de menor valor añadido de la cadena, mientras que los valores más elevados corresponden a países cuyas empresas están presentes en gran parte de la cadena de valor.
-    Sofisticación de los procesos de producción (Indicador más bajo cuanto más antigua es la tecnología empleada).
-    Uso de técnicas y de herramientas avanzadas de marketing.
-    Calidad de las instituciones científicas y de investigación.
-    Patentes solicitadas bajo el Patent Cooperation Treaty por cada millón de habitantes.

En qué vamos a la cola:

-    Transparencia de las políticas gubernamentales.
-    Costes del terrorismo para los negocios
-    Fortaleza de los sistemas de auditoría y reporte financiero.
-    Eficacia de los cuadros de mando de las empresas.
-    Índice de fortaleza de protección a la inversión.
-    Calidad de la enseñanza de matemáticas y ciencias.
-    Grado de inversión empresarial de formación del personal.
-    Impacto de la legislación sobre la inversión extranjera directa (Indicador alto quiere decir que la alienta y bajo que la desincentiva).
-    Exportaciones como porcentaje del PIB.

En qué vamos comparativamente muy mal:

-    Confianza en los políticos.
-    Eficiencia del gasto público.
-    Peso de la regulación sobre el negocio.
-    Desequilibrio presupuestario de la Administración como porcentaje del PIB.
-    Deuda de la Administración como porcentaje del PIB.
-    Efectos del sistema impositivo sobre los incentivos a invertir.
-    Nº de procedimientos para empezar un negocio.
-    Nº de días necesarios para empezar un negocio.
-    Costes políticos de la agricultura.
-    Importaciones como porcentaje del PIB.
-    Grado de cooperación en las relaciones empleador-empleado.
-    Flexibilidad en la fijación de salarios.
-    Practicas de contratación y despido.
-    Efectos de la imposición sobre los incentivos a trabajar.
-    Relación entre sueldos y productividad laboral.
-    Capacidad del país para retener el talento.
-    Capacidad del país para atraer el talento.
-    Facilidad para acceder al crédito.
-    Disponibilidad de capital riesgo.
-    Solidez del sistema bancario.
-    Gasto del Gobierno en productos de tecnología avanzada.

El mosaico que configuran estas teselas sobre la competitividad española que nos ofrece World Economic Forum no puede ser más elocuente: un país serio, competitivo e innovador en manos de una Administración y de un sistema institucional ineficiente y esclerótico (de los ladrones no hablaremos aquí), y controlado por un estamento político y funcionarial burocrático y jerárquico que ahuyenta cualquier atisbo de iniciativa y de creatividad. Y esto vale también para el sector privado, no nos engañemos, que el informe también destaca la incompetencia de los cuadros de mando de la empresa privada. Si a eso le sumamos un mercado laboral más rígido que el de otras naciones, ya casi tenemos el cuadro completo.

Resumamos, pues, y analicemos todas las piezas que he expuesto arriba de forma desordenada.

Muy buen nivel de infraestructuras físicas y de telecomunicaciones… siempre que la inversión no haya respondido al capricho de un político o de sus amigos empresarios

España es un país que cuenta con importantes infraestructuras de transporte, si bien no siempre alcanzan la debida rentabilidad social (hablo de aeropuertos en donde no aterriza ningún avión o de trenes AVE en los que no viaja nadie). Destaca también la calidad del suministro energético. Estamos muy bien también en el campo de los servicios de telecomunicaciones de banda ancha fija, aunque en la móvil estamos más atrasados que otros países.

Alto grado de formación de la población… para tirarla o que se beneficien otros

Hasta ahora, y no sé qué pasará en el futuro cercano dado que el gobierno actual está dinamitando la educación pública, España es líder entre los países cuyas poblaciones ostentan elevados grados de formación primarios, secundarios y superiores. Aunque la enseñanza de matemáticas y ciencias deja bastante que desear.

Tenemos asimismo una elevada disponibilidad de ingenieros y científicos, aunque un escaso potencial para retener el talento y mucho menos para importar el de fuera.

La conclusión es que formamos (no nos engañemos, la base del sistema educativo son los centros públicos y concertados, que pagamos entre todos), formamos decía, a generaciones de jóvenes cuyo talento, o bien es aprovechado en el extranjero, o bien se desperdicia en el interior, empleándoles en tareas mucho menos cualificadas que la cota que marca su formación.

Mercados relativamente grandes y una oferta de calidad

Las grandes cuentas nos sitúan en el puesto número 14 en términos absolutos de volumen del PIB. Destacamos también en el peso importante del mercado interior y también en el tamaño del exterior.  No obstante, estamos en un puesto muy atrasado en cuanto a la proporción de exportaciones en términos del PIB.

Nuestro mercado interior cuenta con una diversificación de la oferta de bienes y servicios, con numerosos proveedores, y con un grado comparativamente satisfactorio de calidad de los mismos.

Sectores productivos y empresas eficientes

La empresa española sale bien parada en general en el informe. Se le reconoce tener presencia en amplias y diversas zonas de la cadena de valor de los sectores productivos y poseer una ventaja competitiva más basada en la diferenciación del producto en los mercados que en los bajos costes laborales.

Además queda patente la presencia predominante de tecnología innovadora en los procesos de producción y un uso intensivo de herramientas avanzadas de marketing.

Es por tanto una empresa la española moderna y competitiva en parte importante de sus sectores, ¿cuál es el problema entonces?

...pero el marco institucional no acompaña a la empresa en España

Pues sí, entre nuestros mayores defectos, según el informe, está el funcionamiento de nuestra Administración y nuestra clase política, en la que nadie confía. Además se alude a la rigidez de nuestro sistema laboral como otro factor que lastra nuestra competitividad.

Sobre la Administración Pública, los autores denuncian la falta de transparencia de las políticas públicas,  la ineficiencia en la ejecución del gasto público y un marco regulatorio que desincentiva la inversión y el emprendimiento.  Crear una empresa en España es mucho más arduo y complejo que hacerlo en cualquiera de los otros países analizados.

La financiación de proyectos empresariales es otro punto negro en nuestra competitividad: el trabajo cuestiona la solidez del sistema financiero nacional y destaca la escasez de capital destinado por éste a la economía productiva, así como la baja implantación de forma más innovadoras de financiación de iniciativas, como el capital riesgo.

Finalmente destaca como un problema para la mejora de nuestra competitividad la excesiva rigidez del mercado laboral español, tanto en la poca facilidad para contratar y despedir, como en la falta de flexibilidad de los salarios y su poca relación con la productividad del trabajo.

jueves, 24 de octubre de 2013

Los nativos digitales: no es oro todo lo que reluce

Por fin leo algo sensato relativo a los jóvenes y la tecnología, después de tantos años aguantando a gurús, tecnochamanes e iluminados diversos juzgándonos a los que procedemos del siglo XX de viejos sin futuro ante la llegada de los nacidos en el mundo digital.

Pues es la propia Comisión Europea, en su documento Apertura de la educación: Docenciay aprendizaje innovadores para todos a través de nuevas tecnologías y recursoseducativos abiertos, la que reconoce que “a pesar de que las competencias digitales son esenciales para el empleo, los jóvenes actuales no saben utilizarlas de forma creativa y crítica.” Y añade que haber nacido en una era digital no es condición suficiente para ser competente en materia digital.

Para mí es suficiente desagravio que se me afirme que ningún pollo me da veinte vueltas profesionalmente solamente por el hecho de haberse criado con una Nintendo DS en vez de con el Fuerte Comansi, como hice yo. Y del nivel de cultura general que ostentan los hijos del siglo XXI ya hablaremos en otro momento…

En fin, hablando más en serio, los datos que arroja la UE sobre competencias digitales de los jóvenes son preocupantes: sólo el 30 % de los estudiantes de la UE pueden considerarse competentes en la materia y todavía un 28 % de los mismos prácticamente no tienen acceso a las TIC, ni en la escuela ni en su casa. Estamos hablando de una importante brecha digital.

La situación en la enseñanza europea también deja bastante que desear, a juzgar por las cifras que arroja el informe:
  • El 63 % de los niños de nueve años de edad no estudia en un centro bien equipado desde el punto de vista digital (es decir, que disponga de equipos adecuados, banda ancha rápida y alta conectividad).
  • Si bien el 70 % de los profesores de la UE reconoce la importancia de formarse en cómo enseñar y aprender con medios digitales, únicamente entre un 20 % y un 25 % de los alumnos tiene profesores que dominan y fomentan dichas tecnologías.
  • La mayoría de los profesores utilizan tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) principalmente para preparar sus clases, pero no tanto para trabajar con los alumnos durante las mismas.
  • El 50 % y el 80 % de los alumnos de la UE no utilizan nunca libros de texto digitales, software con ejercicios, podcasts, simulaciones ni juegos didácticos.
Es por ello que el documento de la Comisión Europea lanza el reto a los Estados miembros de llevar a cabo políticas educativas basadas en los entornos digitales de sistemas abiertos o recursos educativos abiertos (REA), como los llaman ellos.

En suma, realizan una serie de recomendaciones dirigidas a difundir el uso de los REA, como pueden ser:
  • Estimular políticas de acceso abierto a material didáctico financiado con fondos públicos.
  • Animar a los centros de educación y formación formal a que incluyan contenidos digitales, entre ellos REA, en el material didáctico recomendado para alumnos de todos los niveles educativos y fomentar la elaboración, incluso mediante contratación pública, de material didáctico de alta calidad cuyos derechos de autor pertenezcan a autoridades públicas.
Y por supuesto, promover la conectividad, sin al cual no hay cultura digital que valga:
  • Conectar todas las escuelas, a ser posible con conectividad de banda ancha en cada aula, modernizar sus equipos de TIC y desarrollar registros de aprendizaje accesibles y abiertos a escala nacional, utilizando Fondos Estructurales y de Inversión de aquí a 2020.
Las recomendaciones se complementan con sugerir la creación de incentivos a la innovación:
  • Animar a que las redes de profesores voluntarios, las comunidades digitales y los expertos en TIC pongan en marcha iniciativas (por ejemplo cursos de codificación o programas de divulgación en las escuelas) y crear, en cada sector educativo, premios para profesores que hagan un buen uso pedagógico de las TIC.
Políticas decididamente necesarias, pero que parecen algo tibias e insuficientes de cara a atajar el problema que plantean los datos de la UE.

jueves, 17 de octubre de 2013

La desigualdad destruye el capitalismo

No son pocos los indicios que parecen indicar que esta recesión conlleva un aumento brutal de la desigualdad en nuestras sociedades. Todo se ha hecho tan bien, tan elegantemente, que no nos damos cuenta que en la práctica lo que se ha hecho es salvar a un sistema financiero víctima de su propia irresponsabilidad y de sus prácticas fraudulentas, a costa de los derechos adquiridos por los ciudadanos con siglos de lucha social.

En resumen, no vas a tener una asistencia sanitaria decente, ni una pensión aceptable cuando te jubiles, aunque lleves décadas pagando impuestos y las cotizaciones a la Seguridad Social, porque tu dinero se ha destinado a salvar los intereses de los accionistas de los bancos.

En un artículo publicado en septiembre, Paul Krugman reflexionaba sobre los plutócratas de EE.UU., magnates cuyas empresas han sido salvadas a costa del esfuerzo de todos, que encima se ofenden cuando se les pide que contribuyan, a través de la fiscalidad, a equilibrar, si quiera un poco, la desprotección de las clases más desfavorecidas.

Los ejemplos que ofrece Krugman son estremecedores del grado de egoísmo,  superioridad social y desprecio por los valores colectivos que manifiestan estos directivos, verdaderas hienas a todas luces.

American International Group (AIG) es una gestora de seguros que aprovechó vacíos legales para colocar deuda antes de la crisis ante la que no podía responder. Dado su tamaño, el Gobierno estadounidense tuvo que rescatarla para evitar un cataclismo del sistema financiero. Pues bien, intervenida como está por la Administración, AIG sigue pagando primas astronómicas a sus ejecutivos y, ante la indignación social que esto ha causado, Robert Benmosche, su consejero delegado, ha comparado la crítica de los ciudadanos y medios con los linchamientos en el sur de los EE.UU.

Otro ejemplo: el presidente de Blackstone Group, Stephen Schwarzman, considera una declaración de guerra (lo compara con la invasión nazi a Polonia en 1939) el que el Gobierno elimine la laguna legal que permite que los ejecutivos de la empresa solamente paguen el 15% de impuestos por gran parte de sus elevados ingresos.

El problema no es sólo que se acentúe la desigualdad en EE.UU. y Europa, lo realmente preocupante es que se justifique como algo lógico e inevitable. Las políticas económicas que se aplicaron en el mundo desarrollado desde 1945 contribuyeron a redistribuir la renta en los países (a través de los sistemas de protección social y del fortalecimiento de conceptos como la educación universal) y a empoderar, desde el punto de vista económico y político, a una creciente clase media.

El proceso actual tiende a destruir a esa clase media, como subraya Antón Costas en su artículo Que no nos digas que fue un sueño. A su juicio el aumento de la desigualdad es el problema más serio y peligroso al que nos enfrentamos en la actualidad.

Aparte de las connotaciones morales, la desigualdad es perniciosa para los sistemas económicos e incluso para el funcionamiento del propio capitalismo:

  1. La desigualdad convierte en volátiles e inestables las economías de mercado al reducir la capacidad de consumo de amplias clases sociales.
  2. Polariza la sociedad por clases sociales y por distintas expectativas de futuro dando lugar al malestar y a los conflictos sociales.
  3. Es una amenaza para la democracia al ser caldo de cultivo de movimientos populistas y totalitarios, que siempre movilizan con más fuerza cuanta más indignación hay. ¿No hemos aprendido la lección de la Alemania de los años 30?
  4. Finalmente, y esto entronca con el artículo de Krugman, afirma Costas que la desigualdad destruye la moral colectiva y los sentimientos éticos que garantizan el buen funcionamiento de una economía de mercado. Los ricos se sienten superiores al resto y adoptan la estrategia del todo vale, que evidentemente se filtra al resto de la sociedad.
¿Realmente queremos volver al capitalismo salvaje de la primera Revolución Industrial?

miércoles, 9 de octubre de 2013

De tener miedo de los chinos a temer por ellos

La frase del título la atribuye The Economist al Nobel de economía Paul Krugman en el artículo A bubble in pessimism. Expresa el temor de que un frenazo de la economía china pueda agravar la crisis de la economía mundial, estancando el crecimiento de las economías emergentes y de los sectores de nuestra economía que dependen de su bonanza, como las telecomunicaciones, las finanzas o las infraestructuras.

El pesimismo de Krugman no es del todo compartido por el autor del artículo, que observa un cambio de tendencia en el gigante asiático, aunque no necesariamente negativo.

Es cierto que desde hace algún tiempo China ha rebajado su poderosa tasa de crecimiento de dos dígitos de antaño a un “modesto” 7,5%. La tasa de inversión sigue alta, más del 48% del PIB, pero el ratio de endeudamiento de las familias, empresas y de la administración ha subido hasta un 200% del producto interior.

Lo que para unos es una evolución del modelo económico para Krugman es el fin del modelo de crecimiento chino. A su juicio, lo que ha quebrado es lo que Marx denominó el “ejército de reserva”, es decir, un exceso de población rural que fluye hacia las actividades industriales urbanas cuando resulta necesario para mantener los salarios bajos.

Se ha tratado de basar la competitividad en la explotación del trabajador, que el padre del marxismo denunció en el capitalismo de su época, y que sus discípulos chinos actuales aplican para garantizar la expansión económica del país, incurriendo en una más de sus contradicciones ideológicas.

Pero parece ser que este modelo no se sostiene y que cada vez es más difícil llevarse mano de obra del entorno rural sin que se produzcan tensiones salariales al alza allí. El retorno de la inversión de este modelo era alto, con mano de obra ilimitada  a precio de saldo, pero ahora  caerá porque los salarios deberán subir para convencer al trabajador para que acuda a la ciudad. La insuperable competitividad china no será la misma.

El nuevo modelo exige que la inversión se centre en aumentar la productividad del trabajador individual y la rentabilidad de la misma ya no será tan espectacular.

Ahora bien, el sistema político chino se ha beneficiado de los métodos inhumanos del capitalismo salvaje, la explotación extrema del trabajador, pero a la vez se salta las reglas del mercado que son inherentes a éste, y el Gobierno manipula los componentes de la demanda a su antojo.

Es por ello que el estado estimula la variable de la inversión (de forma directa o a través de las empresas intervenidas) cuando otros componentes de la demanda, como el consumo privado, se debilitan. Están tuneando la ecuación de la renta y la demanda (demanda=consumo+inversión+gasto público+exportaciones-importaciones) a su antojo.

Para Krugman es una situación insostenible: a su juicio, China está invirtiendo desmesuradamente en aumentar su capacidad productiva en vez de nutrir la demanda interna y externa para sus productos y servicios. Y ello reventará en algún momento.

Recordemos que parte del mundo que todavía no sufre la crisis, en especial América Latina, depende en gran medida de la evolución de la economía de países como China e India, entre otros. Un cataclismo de estos países de oriente puede producir un efecto  en cadena y sumirnos a todos en una situación aún más desesperada. Por eso dice Krugman que, más que tenerles miedo, ahora debemos temer por ellos (y por nosotros).

jueves, 3 de octubre de 2013

La carrera de la competitividad en Latinoamérica

La incertidumbre es la constante de este nuevo mundo que nace en este siglo que comienza. Habíamos apostado por una serie de economías emergentes como los nuevos poderes hegemónicos, entre los que se encontraban varios países de Latinoamérica. Pero las cosas no están tan claras después de todo: el cambio de estrategia económica china y la falta de pulso económico en EE.UU. y Europa ponen en duda incluso el escenario recién estrenado. Y una parte de los países de América Latina no parecen haber aprovechado los años de vacas gordas para establecer una posición competitiva en los mercados globales.

Algo de esto sugiere el informe The Global Competitiviness Report 2012-2013 de World Economic Forum, un trabajo que compara el nivel de competitividad de las distintas naciones. Entienden los autores por competitividad como “el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país”.

El índice de competitividad que elaboran, y que permite comparar unos países con otros, se basa en doce componentes que resumo a continuación:

  1. Instituciones: entorno legal y administrativo.
  2. Infraestructura: transportes y comunicaciones.
  3. Entorno macroeconómico: grado de estabilidad.
  4. Nivel de desarrollo de la educación primaria y la sanidad.
  5. Educación superior y formación.
  6. Eficiencia del mercado de bienes.
  7. Eficiencia del mercado laboral.
  8. Desarrollo del mercado financiero.
  9. Preparación tecnológica.
  10. Tamaño del mercado/capacidad exportadora.
  11. Grado de sofisticación de las prácticas de negocios.
  12.  Innovación.
En el epígrafe relativo a Latinoamérica, el informe detecta un frenazo en el desempeño económico de la región en términos globales y un estancamiento en el crecimiento de la competitividad.

Centrándonos en países concretos, Chile (34 en el ranking mundial, por encima de España) y Panamá (40) exhiben los mejores valores del subcontinente. En el primer caso se valora especialmente la estabilidad institucional y macroeconómica chilena, el buen funcionamiento del mercado interno y la capacidad para competir en el mercado global. De Panamá se reconoce su esfuerzo por desarrollar sus infraestructuras de transportes y de redes, así como la rápida penetración tecnológica y las mejoras en la calidad del sistema educativo.

Algo más abajo en la lista de la competitividad mundial nos encontramos con Costa Rica (puesto 54), México (55) y Brasil (56). Costa Rica sigue mejorando, en parte por la evolución de la capacidad innovadora, y el informe destaca su sistema educativo y la apertura de los mercados, si bien señala la inseguridad, y el gasto público asociado para combatirla, como una debilidad.
De México se destacan la estabilidad macroeconómica, el sólido sistema financiero, y las posibilidades que ofrece el mercado interno, pero falla especialmente en temas como la corrupción y la inseguridad.

Sorprende que la gran promesa que es Brasil se encuentre tan abajo en el ranking, pero lo cierto es que el trabajo detecta obstáculos a la competitividad carioca relacionadas con el endurecimiento de la financiación, la falta de eficiencia de la Administración, la corrupción y la falta de confianza en la clase política. Además, considera insuficiente el nivel de desarrollo de las infraestructuras, del sistema educativo y de la apertura a la competencia internacional.

Perú se encuentra en el puesto 61 de la lista mundial y se reconocen sus avances en los últimos años, si bien se sugiere que el modelo que ha garantizado estas mejoras en la competitividad puede haberse agotado. Los esfuerzos que debe encarar esta nación de cara a continuar su progreso pasan por mejorar la eficiencia de la Administración, atajar la corrupción, ampliar las infraestructuras y  aumentar la calidad educativa y el nivel de capacitación de la mano de obra.

Colombia y Ecuador presentan las posiciones 69 y 71 respectivamente. La primera muestra unas condiciones macroecónomicas estables y positivas, pero muestra debilidades en términos institucionales y alto grado de corrupción, además el desarrollo de las infraestructuras es insuficiente. Se sugiere que una mejora en el sistema educativo puede contribuir a la diversificación d ela economía.

Ecuador por su parte ha subido 15 puestos desde el último informe, básicamente por sus esfuerzos en el campo de la calidad educativa, de la innovación y en el despliegue de infraestructuras.

En Centroamérica se reconoce la mejora de países como El Salvador (96) y Nicaragua (99), gracias en parte a su relativa capacidad innovadora.

Las grandes caídas del ranking las protagonizan Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela.

Uruguay pierde 11 puestos hasta el 85, principalmente por el deterioro de las condiciones macroeconómicas, la alta inflación y las dificultades para acceder a la financiación exterior entre otras razones.

Argentina por su parte cae del puesto 94 al 104, sobre todo por temas relacionados con la ineficiencia y el favoritismo del Gobierno, así como por el deterioro macroeconómico. Algo parecido pero en mayor escala muestra Venezuela, con una caída hasta el puesto 148, que a juicio de los autores del informe es debido a la profunda crisis institucional y económica que atraviesa.

viernes, 20 de septiembre de 2013

De cómo nos robaron el estado de bienestar

Cuando algunos comienzan a lanzar las campanas al vuelo identificando, o creyendo identificar, una tímida recuperación de la economía española conviene preguntarse qué queda del país que conocimos antes de la crisis y en qué medida las políticas de austeridad y recortes han destruido la España edificada en la transición, que perseguía fomentar la igualdad de oportunidades y la movilidad social, por lo menos como una voluntad colectiva.

Este ejercicio lo ha realizado en el diario El País el sociólogo de la Universidad Carlos III de Madrid José Antonio Gómez Yáñez, a través del artículo ¿Recuperación o un nuevo modelo social?

La clave para entender este proceso es que la recuperación de las macromagnitudes no devuelve a la economía al punto de partida, como en una recesión normal, sino que retrocede a niveles existentes años atrás, y lo que es más importante, presentando importantes cambios en la distribución de la renta y la riqueza, aumentado la desigualdad.

De hecho, cuando realmente comience el crecimiento éste no va  a mejorar la situación de amplias capas de la sociedad, las más débiles. Gran parte de aquellas circunstancias que intentaban corregir la desigualdad han desaparecido con la crisis, o bien han perdido peso dentro de las agendas de los poderes públicos o están en cuestión.

La “necesaria” flexibilización del mercado laboral supone desproteger al trabajador; el exceso de mano de obra desempleada garantiza la congelación e incluso la reducción de las retribuciones de los asalariados, y en cualquier caso la perdida de poder adquisitivo; los sistemas de protección social en lugar de reforzarse en los tiempos duros están siendo gradualmente desmontados.

El autor del artículo subraya el pesimismo actual de la población: el 51% piensa que dentro de seis meses estará igual que ahora y un 37% opina que estará peor. El modelo de “mejora intergeneracional”, en el que cada generación tienen un nivel de vida mejor que la anterior, se rompe: los jóvenes actuales van a vivir peor que sus padres. Y para colmo la corrupción generalizada y el distanciamiento de la clase política respecto de los problemas del ciudadano medio ha derivado en una desconfianza y una aversión hacia los poderes públicos y las instituciones nacionales.

Es un cambio de modelo económico, que ha cuajado en los últimos tres años, en el que porcentajes importantes de la población han adquirido una gran sensación de inseguridad en la que el futuro se muestra imprevisible y potencialmente peor que el presente. El fantasma de la perdida del empleo, del empobrecimiento, de una vejez casi indigente… cada vez adquiere mayor solidez.

Ante estas expectativas es lógico que el consumo interno se contraiga, que nadie se “arriesgue” a consumir, especialmente bienes como los automóviles o los inmuebles que implican endeudarse para el futuro, lo que está minando seriamente la posibilidad de iniciar una recuperación económica seria y fuerte.

Gómez Yáñez concluye:

“En suma, lo que perciben los ciudadanos es un cambio en los patrones de acumulación y distribución de los recursos. Una economía puede crecer de distintas maneras, pero esta recuperación supone la estabilización de un nuevo modelo de crecimiento en el que las fuerzas sociales se distribuyen de manera más desigual que hace cinco años en detrimento de la mayoría; tanto en el trabajo como en el consumo, en prestaciones sociales y en poder social”.

¿Realmente la derecha europea neoliberal quiere volver a la sociedad clasista tradicional? El Nobel de economía Paul Krugman afirma que sí en su blog, en concreto en el post del 17 de septiembre titulado No estés hastiada, Francia.

Relata Krugman como Francia ha llevado una política de austeridad fiscal mucho más intensa de la que debería haber aplicado de acuerdo con su situación económica. Ha hecho los deberes más allá de lo exigible, pero… en vez de recortar el gasto público ha aumentado los impuestos, eliminando su déficit primario estructural.

Y ¡oh, sorpresa! En vez de recibir felicitaciones y alabanzas desde la Comisión Europea es regañada con furia por el comisario Olli Rehn que afirma que la moderación fiscal debe provenir de recortes del gasto, no de aumento de ingresos. Se ha delatado y ha delatado todo el plan neoliberal al que hemos sido sometidos. Cedo la palabra a Krugman que lo explica mejor que yo:

Pero sin duda, la cuestión más importante aquí es que Rehn se ha quitado la careta. El tema no es la responsabilidad fiscal; nunca lo fue. La cuestión siempre ha sido exagerar los peligros de la deuda para desmantelar el Estado de bienestar. ¿Cómo se atreven los franceses a tomarse al pie de la letra las preocupaciones sobre el déficit, y por otro lado negarse a rehacer su sociedad siguiendo las líneas neoliberales?”   

Por mi parte sólo me queda añadir VIVA LA FRANCE

jueves, 12 de septiembre de 2013

Tecnología educativa emergente que pronto veremos en el aula


La educación, al igual que cualquier otro ámbito social, sufre poco a poco la penetración del mundo digital. Al principio solamente los evangelistas de Internet defendían la presencia de la tecnología en el aula; hoy nos damos cuenta de que es un proceso inevitable y hasta lógico. ¿Acaso no se ha digitalizado la operativa bancaria y comercial? ¿No compramos, trabajamos y nos divertimos por Internet? ¿Por qué entonces no podemos utilizar las redes y las herramientas digitales para enseñar?

En este sentido Saint Xavier University de Chicago ha desarrollado una interesante infografía, que reproduzco al final del post, identificando seis tecnologías emergentes, o conceptos tecnológicos, que a juicio de los autores estarán presentes en las aulas en los próximos años.

De impacto más inmediato en los centros escolares, la infografía destaca los siguientes elementos:
  • Cloud computing. Trabajar on line, “en la nube”, en vez de en modo local en nuestro propio dispositivo. Presenta dos ventajas principalmente: que permite a docentes y alumnos colaborar y trabajar en grupo, y por otro lado, que al utilizar recursos compartidos en red supone un ahorro de recursos físicos (software y aplicaciones principalmente) y dinero.
  • Tecnología móvil. Cada vez se detectan más ventajas de trabajar con dispositivos móviles (tablets, smartphones…) en vez de con ordenadores tanto fijos como portátiles, pues son más baratos y necesitan menos infraestructura de apoyo.
  • Gaming. Utilizar el juego a través de aplicaciones web como un recurso educativo.
  • Contenido abierto. Existe una tendencia cada vez más fuerte de desarrollar contenidos abiertos para ponerlos a disposición de todos. Se trata de contenidos publicado bajo una licencia no restrictiva y bajo un formato que permita explícitamente su copia, distribución y modificación. Los colegios, y especialmente los docentes más geek, progresivamente apuestan por crear su propio contenido educativo y compartirlo libremente en las redes.
La infografía hace alusión también a dos factores adicionales que pueden empezar a estar presentes en la educación en un plazo algo más largo de cuatro o cinco años:
 
  • Analíticas de aprendizaje. Esta disciplina trata acerca de recoger huellas que los estudiantes van dejando y utilizar esas huellas para mejorar el aprendizaje. A medida que el aprendizaje avanza por las redes recogemos más huellas. Y esos inmensos volúmenes de datos pueden ser aprovechados, gracias a la analítica, para sintetizar en un cuadro de mando todas las medidas de un estudiante. Dejo enlazado aquí un post que escribí sobre el tema.
  • Entornos personales de aprendizaje. La tecnología nos permitirá crear una enseñanza específica para cada estudiante, adaptada a sus necesidades personales. La forma que este fenómeno adquirirá no está clara pero las posibilidades que ofrece se presentan como muy interesantes.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Siria: otra vez lo peor de nosotros mismos

En marzo de 2011 publiqué aquí el texto que sigue cuando los EE.UU., con la complicidad de los pelotas de siempre, comenzó a bombardear Libia. Ahora que están (estamos) a punto de derramar fuego sobre Siria recupero lo que escribí entonces. Sustitúyase Libia por Siria y Gadafi por El Asad y vale igual. "When we will ever learn?", que cantaba Pete Seeger...

 Hoy le he vuelto a echar mucho de menos cuando he bajado a comprar el periódico y me he enfrentado al titular que anunciaba que los aliados han bombardeado Libia. Estoy completamente de acuerdo en que hay que parar a la bestia esa que es Gadafi, pero no puedo dejar de tener la sensación de que como en otras guerras “necesarias” –aquel octubre en que empezaron a caer las bombas sobre Afganistán o cuando los misiles surcaban como bengalas el cielo nocturno de Bagdad-, hemos vuelto a fallar moralmente, hemos liberado de nuevo la barbarie, en suma, ha aflorado una vez más lo peor de nosotros mismos. 

Me siento orgulloso cuando militares españoles se traen a nuestro país a un niño afgano para operarle de una enfermedad que en su país le condenaría necesariamente a la muerte, pero me produce malestar y desasosiego leer que un F-18 “de los nuestros” ha destruido una columna de blindados libios. Lo siento, pero creo que otro mundo es posible.

Él también lo creía así y se esforzaba por proclamarlo a los cuatro vientos aprovechando su fama, a través de mensajes directos y sencillos: dadle una oportunidad a la paz. Reconocía que a muchos les podía parecer una postura soñadora, pero también que él no era el único que pensaba así, que hay muchos otros que creen que hay otra forma de hacer las cosas y de vivir en la tierra que no impliquen la destrucción y la violencia.

The Beatles fue quizá el primer fenómeno global que demostró que a los habitantes de este planeta perdido en la periferia de la galaxia hay más cosas que nos unen de las que nos separan. Independientemente de que vivamos en Bogotá, San Francisco, Osaka, Nairobi o Salmeroncillos, todos sentimos una euforia espontánea y una sensación de bienestar al escuchar los acordes de “She Loves You”, aunque no entendamos la letra, que por otra parte es intrascendente. A todos nos une un mismo sentimiento a través de esa música.

Las redes sociales son otro factor de globalización de principios de este milenio. Las redes han permitido que las personas se conecten entre sí y que se comuniquen; han estrechado el mundo salvando distancias geográficas. A pesar de los hackers, piratas, pederastas, y estafadores diversos que los pueblan, los medios sociales son un paso positivo para la humanidad, pues se basan en los principios implícitos y no impuestos de Conversar, Compartir y Colaborar, que a su vez se pueden declinar en Empatizar, Ayudar y Construir. Nos permiten acercarnos a otras realidades y llegar a comprender a los demás, por lejos que vivan de nosotros. Y otra vez ponen en evidencia que no somos tan distintos, que todos compartimos los mismos sueños y aspiraciones, los mismos sentimientos.

A veces pienso que en muchos casos las redes sociales sacan lo mejor de nosotros quizá por su filosofía social (válgame la redundancia) que nos relaciona con otras personas. Por eso no entiendo cómo podemos estar construyendo dentro del mundo virtual y destruyendo fuera de él, si somos los mismos dentro que fuera. ¿A qué se deberá esa dicotomía tan Jekyll y Hyde?

Mi primera experiencia proto-2.0 tuvo lugar a finales de la década de los 90 cuando me inscribí en una lista de distribución, Raindogs, en torno a la figura y la obra del músico Tom Waits. Para el que no se acuerde, las listas de distribución eran sistemas de comunicación asíncrona en los que los usuarios que mandaban correos electrónicos que eran distribuidos automáticamente al resto de los miembros. Raindogs estaba integrada por mucha gente de EE.UU. y no poca de distintos países de Europa. También había japoneses y hasta un taxista australiano que nos divertía y enternecía a la par con sus anécdotas sobre sus noches “apatrullando” Melbourne. En mi caso, mi motivación principal para darme de alta era estar informado sobre lanzamientos discográficos y anécdotas de mi idolatrado Waits. Sin embargo, poco a poco la música fue quedando de lado y lo que primaba eran las conversaciones sobre las vidas de los miembros, nuestras vidas, y ¡oh sorpresa!, resulta que aparte de la música todos compartíamos innumerables cosas; nuestras existencias no eran tan distintas a pesar de lo distante (perdón por la aliteración).

Después de los atentados de las Torres Gemelas, a través de la lista, los que vivíamos fuera de Estados Unidos pudimos conocer de primera mano detalles de lo que estaba ocurriendo en el país, anécdotas que no aparecían en periódicos ni noticiarios, y lo que es más importante, pudimos compartir con nuestros amigos americanos su profundo dolor y desolación. Por desgracia los madrileños lo experimentamos en nuestras propias carnes unos años más tarde.

Hoy él de seguir vivo hubiera manifestado el mismo malestar que siento yo ante el nuevo triunfo de la barbarie. Probablemente hubiera aparecido en los medios de comunicación explicando que no nos tenemos que resignar ante la violencia, que no debemos aceptarla como un mal menor, que podemos construir un mundo distinto en el que haya sitio para todos. Una vez dijo, no recuerdo dónde, “por alguna razón que no comprendo la gente hace lo que yo digo. Bueno pues yo digo: PAZ”. Se puede decir más alto pero no más claro.

Joder, Lennon, no sabes cómo te echo hoy de menos.

 
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