viernes, 27 de diciembre de 2013

Piezas del rompecabezas del nuevo orden mundial que nos dejó 2013

Cerramos otro año natural y este blog, Aturdido y Confuso, se halla ya en el quinto año de su existencia. Mucho tiempo ya machacando sobre los mismos temas, pensarán algunos, pero que a mí me tienen obsesionado y que confluyen en una sola pregunta, ¿cómo es el nuevo mundo que se está gestando en la actualidad?

2013 nos ha aportado nuevas pistas para resolver este enigma, aunque el panorama que contemplaremos en los próximos años aún se muestra cubierto por la niebla.

En general, parece claro el cambio en el equilibrio del poder geoeconómico del planeta. Hay un nuevo protagonista en la economía mundial que es China, y a distintas distancias algunos otros países asiáticos de los denominados emergentes. Al otro lado del océano Pacífico aparece el contrapeso indiscutible de Brasil, y en menor medida de México, Perú, Chile y Colombia. No parece en principio que los países con gobiernos excesivamente populistas, -como Venezuela, Argentina o Bolivia-, vayan a adquirir un papel equivalente al del primer grupo mencionado.

Por otra parte, los antiguos dirigentes de la economía mundial, como EE.UU., Europa y Japón, no parecen levantar cabeza y sus sistemas productivos funcionan a media marcha. En el caso de los países de la Unión Europea una contrarevolución ultraliberal dirigida desde los propios órganos de gobierno, ha destruido uno de los mayores orgullos tradicionales de la zona, el estado del bienestar.

Desde la perspectiva de los sectores productivos, después de décadas alabando el poder de alimentación del crecimiento económico del sector servicios, cada vez se alzan más voces reivindicando la reindustrialización de los países desarrollados, especialmente en EE.UU. Las plantas productivas que en su día se trasladaron a economías emergentes cada vez son menos competitivas vía costes y se aboga por su retorno a las metrópolis. Y esta industria se nutrirá de robots y de trabajadores altamente cualificados, y nunca más generará empleo de baja cualificación.

Otra tendencia preocupante es la sospecha cada vez más generalizada de que, aunque vivimos en una época de una alta tasa de innovación, ésta podría no estar teniendo lugar en aspectos verdaderamente relevantes de la economía. ¿Realmente los desarrollos informáticos en el campo de la electrónica de consumo o de Internet y las redes sociales son equiparables a innovaciones de otras épocas como el motor de explosión, la aplicación de la electricidad a la vida cotidiana o el descubrimiento de los materiales plásticos? Aquí lo dejo, pero ahondaré más en este tema el año que viene.

Volviendo al retablo de la economía internacional, hemos visto en 2013 como China ha cambiado la marcha, de un afán desmesurado por exportar e invertir en el extranjero, a empezar a alimentar una demanda interna y a invertir en infraestructuras en su propio territorio. Esto puede afectar seriamente a las economías del sur del continente americano cuyo crecimiento ha dependido en gran medida de la demanda china de materias primas y de su inversión exterior. Las altas tasas de crecimiento de estos países se han ralentizado y en 2014 veremos si es un repecho o si están entrando en desaceleración y estancamiento.

Luego están los enigmas como Rusia, otro gigante económico, pero con demasiados problemas de corrupción y falta de libertad como para apreciar qué está pasando realmente en su interior económico. Y África, un continente que solamente emite silencio a través del estrecho de Gibraltar, un actor al que nadie escucha y que parece que a nadie importa. ¿Será verdad que están ocurriendo cosas muy positivas en países como Kenia? La guerra que ha retornado recientemente a República Centroafricana parece indicar que no, que el continente negro sigue enterrado en sus mismos problemas de siempre: la pobreza, las sequías, las matanzas y el olvido...

Con todo y aunque solamente sea por tradición, quiero desear para todos un 2014 mejor que 2013. A fin de cuentas, la esperanza es lo único que se pierde.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Sobre la capacidad para atraer, retener y perder talento de España

La empresa de gestión de los recursos humanos Adecco ha creado un indicador que denomina Índice de Competitividad del Talento Global (GTCI en sus siglas en inglés), que pretende medir y comparar la capacidad de los países para atraer y retener el talento.

Esta métrica, que en la edición actual del estudio ha sido aplicada a 103 naciones, es construida por 48 variables que se agrupan en torno a seis pilares: Facilitadores, Captación, Crecimiento, Conservación, Trabajo y Formación Profesional y Conocimiento Global.

Pues bien, según el GTCI los países que lideran la atracción y retención de talento son Suiza, Singapur y Dinamarca. De hecho, solamente hay dos países no europeos entre los diez primeros puestos del ranking, el ya citado Singapur y los EE.UU.

España como os podéis imaginar no ocupa un puesto muy destacado en el palmarés, teniendo en cuenta que en la actualidad no sólo no atraemos talento foráneo sino que perdemos a muchos jóvenes bien cualificados. Estamos en la posición 35 de la lista con una puntuación seis puntos por debajo de la media del índice.

Analizando los resultados en función de los pilares de variables, España obtiene mejores resultados en Captación y en el de Crecimiento, mientras que flaquea en Trabajo y Formación Profesional y Facilitadores.

El epígrafe Captación mide aspectos como el grado de apertura al exterior y el grado de apertura interna a fenómenos externos, así como la movilidad social. Aquí destacamos en variables como la apertura interna a la diversidad, la tolerancia a la inmigración o en la cantidad de mujeres parlamentarias, como indicador de la movilidad de género.

Por su parte, Crecimiento, en el que también presentamos buenos resultados relativos, tiene en cuenta aspectos relacionados con la formación. En este apartado sobresalimos por la calidad de nuestras escuelas de negocios (es verdad que son de las mejores del mundo) y por la cantidad de población con estudios superiores.

Por otro lado, nuestras debilidades en el campo del Trabajo y Formación Profesional están en relación con el alto nivel de desempleo juvenil y con la relación entre paga y productividad laboral.

En el grupo de variables que engrosan Facilitadores nuestro país presenta problemas relacionados con la baja flexibilidad del mercado de trabajo.

Aparte de las citadas, destacamos positivamente en un par de variables más,  como en la densidad de médicos (puesto 8) y en la productividad laboral por empleado (puesto 17 del ranking).

martes, 17 de diciembre de 2013

Si al despertar de la pesadilla sigue aquí el monstruo de la crisis


Aquellos que nos criamos en las décadas de los 70 y 80 estábamos acostumbrados  a los ciclos cortos económicos: etapas de  entre 3 y 5 años de crecimiento seguidos de una crisis que abarcaba unos 2 o 3 años. Este patrón se cumplió más o menos entre 1973 y 2000. Después creímos entrar en un ciclo económico largo de bienestar, como el que conoció el mundo entre 1945 y 1970, pero en 2008 nuestro gozo cayó, no en un pozo, sino en una sima oceánica.

Siguiendo un esquema, digamos, como el de la crisis de principios de los 90, en que el hundimiento se produce en 1992 y el despegue de la economía regresa hacia 1995, tendríamos que haber salido del agujero, a grandes rasgos, en 2011, pero no fue así.

Ahora, finales del año 2013 nos anuncian los iluminados de la estadística y la econometría de siempre que ya se ve luz al final del túnel, que lo peor ha pasado y que a partir de ahora solamente podemos ir a mejor.

Pero hay una corriente de pensamiento que piensa que el estado de estancamiento económico podría ser la norma a partir de ahora, que la baja demanda y los altos índices de desempleo seguirán durante décadas. En suma, ¿y si el monstruo de la crisis sigue allí tras despertar de la pesadilla?

El origen de este temor procede de nuestro agorero habitual, el Nobel Paul Krugman, a través de su artículo ¿Una depresión permanente?, en el que básicamente plantea la distopía de que nuestro futuro será lo que estamos viviendo ahora mismo, sin un mayor nivel de prosperidad, cito:
“Pero ¿y si el mundo en el que vivimos desde hace cinco años fuese la nueva normalidad? ¿Y si las condiciones de cuasi depresión van camino de mantenerse, no uno o dos años más, sino décadas?”
Según esta tesis, estaríamos en una situación en la que la depresión económica es la norma con periodos esporádicos de pleno empleo separados entre sí.

La perspectiva keynesiana que avala las tesis de Krugman, y que asocia los ciclos económicos al comportamiento de la demanda, parte del hecho de que antes de 2007, a pesar de la gran burbuja inmobiliaria, no existían indicios de expansión económica que generasen una presión inflacionista. Es decir, que ni en los mejores momentos de la edad dorada la economía funcionaba a toda máquina.

Lo lógico en un periodo de bonanza económica es que la excesiva demanda de bienes y servicios supere a la oferta creando una tendencia generalizada hacia la subida de precios. Pero no…

Las razones aducidas por Krugman para justificar esta situación son el estancamiento demográfico y el endeudamiento de las familias. En general, cualquier factor que contraiga el gasto y fomente el ahorro, algo que en este momento resulta nefasto.

Joaquín Estefanía aporta en el artículo Después de la crisis, ¿qué? su particular explicación a este fenómeno de la raquítica demanda para el caso de España: desde 2006 los sucesivos gobiernos del PP y del PSOE han llevado a cabo unas políticas que han implicado un proceso de regresión en la distribución de la renta de nuestro país. De esta forma, hoy en día la riqueza se concentra en menos manos que hace veinte años.

La pérdida de poder adquisitivo de las familias españolas unida al terror a perder el empleo y las fuentes de ingresos, parecen asegurar que la demanda no crecerá en los próximos años, corroborando la tesis de estancamiento permanente de Krugman.

Nos queda para rato, creo yo. Y por mucho que los políticos enciendan la mecha de la pirotecnia triunfalista, como bien dice Estefanía:
“Los síntomas de que España está “ante el inicio de un ciclo de crecimiento”, recupera la confianza internacional y resalta “la cantidad de inversores que se dirigen a nuestro país”, como declaró el pasado viernes un representante del primer banco del país, no son compartidos por la ciudadanía, simplemente porque no los ven.”

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Tu próximo compañero de trabajo será un robot

Lo que no sabemos es si será capaz de tomar cañas contigo hablando de fútbol. En cualquier caso, es una de las tendencias detectadas por Gartner en su trabajo 2013 Hype Cycle for Emerging Technologies que vaticina la evolución de la relación entre los humanos y las máquinas.

En concreto, el informe detecta tres tendencias al respecto diferenciadas pero interrelacionadas :

Humanos “aumentados” por la tecnología, por ejemplo, a través de wearable computing.

Este aparatado trata de crear una fuerza de trabajo más capaz mediante el desarrollo de las cualidades físicas, cognitivas y emocionales humanas a través de la tecnología. Así descrito da un poco de miedo y recuerda a distopías del tipo Un mundo feliz de Huxley.

Las empresas interesadas en este particular deben fijarse, según Gartner, en tecnologías como:
  • Sensores bioacústicos.
  • Quantified self
  • Bioimpresión en 3D
  • Interfaces cerebro-ordenador
  • Aumentación humana
  • Traducción de diálogo
  • Neuronegocios
  • Interfaces portables
  • Realidad aumentada
  • Control de gestos
Máquinas reemplazando a humanos: ésta es muy vieja y ya la conocemos.

De hecho lleva en marcha desde la primera revolución industrial, aunque ahora la venden como algo en lo que “todo son ventajas”: maquinas que realizan trabajos peligrosos o extremadamente repetitivos.

Las tecnologías asociadas estarían relacionadas con temas como:
  • Representaciones volumétricas y holográficas
  • Vehículos autónomos
  • Robots móviles
  • Asistentes virtuales
Maquinas y humanos trabajando codo a codo (de ahí el chiste del título del post), como por ejemplo, un robot en un almacén ayudando a un trabajador humano a desplazar bultos.

Se trata de ingenios tecnológicos que apoyan el trabajo humano, como los vehículos autónomos, los robots móviles, los citados asistentes virtuales o las preguntas y respuestas en lenguaje natural.

El informe de Gartner incluye tres tendencias adicionales y sus correspondientes tecnologías asociadas:

Maquinas que entienden mejor a los humanos y su entorno. Algo aparentemente tan tonto como entender a fondo las decisiones de consumo y poder anticiparse a la demanda del consumidor, mediante tecnologías como las descritas en apartados anteriores que ayudan a que la máquina entienda e interprete el comportamiento y las reacciones humanas.

Humanos que entienden mejor a las máquinas. Progresivamente, el trabajador humano deberá confiar plenamente en los dispositivos tecnológicos aplicados a ayudarle en sus tareas. Aquí cobra importancia el M2M y el Internet de las Cosas.

Humanos y máquinas que se vuelven más inteligentes. Aspectos como el Big Data o el cloud computing aportarán herramientas para la toma de decisiones a los humanos y mejorarán la capacidad operativa y la inteligencia de las máquinas.
 
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